En 1970 el antropólogo Carlos Alberto Ricardo hizo un viaje que cambiaría su vida: era su primera vez en la Amazonía. Desde entonces, su trabajo de mapeo de diferentes grupos indígenas ha sido crucial para la discusión de los derechos indígenas en Brasil, con su reflejo en la constitución de 1988.

En esa época Beto Ricardo, como se le conoce, fundó el Centro Ecuménico de Documentación e Información (CEDI), que más tarde se dividiría en varias organizaciones civiles, entre ellas el Instituto Socioambiental (ISA), en el que actualmente es coordinador del Programa Río Negro, que “promueve y articula procesos y alianzas con el fin de construir una plataforma de gestión transfronteriza para la mejora de calidad de vida, valorización de la diversidad socioambiental, seguridad alimentaria y producción colaborativa e intercultural de conocimiento en la cuenca del río Negro”.

Beto Ricardo es, además, coordinador de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), una iniciativa de organizaciones de la sociedad civil de los países amazónicos, cuyo objetivo es construir un programa de desarrollo sustentable para la región y, así, fortalecer una visión integral de la Amazonía.

Desde hace más de 40 años, Beto Ricardo ha destacado por su trabajo pionero en la vinculación de derechos humanos, protección ambiental y desarrollo sustentable en Brasil. Sus soluciones innovadoras lograron garantizar a los grupos indígenas no sólo el reconocimiento de derechos, sino también millones de hectáreas de tierra, así como las herramientas para que pudieran trabajarlas de forma sustentable.

Believe.Earth (BE) – ¿Cuál es la importancia y el alcance del Programa Río Negro?
Beto Ricardo (BR) – La cuenca del río Negro, en el noroeste de la Amazonía, de 71.000.000 hectáreas de extensión, compartidas por cuatro países Brasil, Colombia, Venezuela y Guayana –, es un hotspot para la preservación y salvaguarda del patrimonio socioambiental amazónico. El Programa Río Negro promueve y articula procesos y múltiples alianzas con el fin de construir una plataforma de gestión transfronteriza para la mejora de la calidad de vida, valorización de la diversidad socioambiental, seguridad alimentaria y producción colaborativa e intercultural de conocimiento en la cuenca del río Negro. Allí se encuentran 45 pueblos indígenas y dos patrimonios culturales de Brasil: la Cascada de Iauareté y el Sistema Agrícola Tradicional del Río Negro. Además de la sede en São Paulo y de una subsede en Brasilia, el ISA tiene, en la cuenca del río Negro, oficinas regionales en São Gabriel da Cachoeira, Boa Vista (Roraima) y en Manaus (Amazonas).

En su mayor parte, la cuenca del río Negro está compuesta por Tierras Indígenas y Unidades de Conservación, con paisajes bastante preservados. Estas áreas protegidas forman parte del corredor norte de la Amazonía, que se extiende del litoral Atlántico a los Andes y requiere la cooperación transfronteriza entre Guayana, Venezuela, Colombia y Brasil.

BE – Tu relación con el activismo ambiental, los pueblos indígenas y la sustentabilidad se remonta décadas. ¿Cómo ves el papel de las ongs en la preservación ambiental en Brasil hoy en día? ¿Hay menos obstáculos? Y ¿con respecto a la concientización de la sociedad, estamos más activos y conscientes?
BR –
Mi activismo está guiado por el enfoque socioambiental que forma parte del adn del ISA, fundado en 1994 por gente con trayectoria destacada en la lucha por derechos colectivos y difusos durante los años 70, 80 y 90.

Creo que la sociedad brasileña es hoy más consciente de la gravedad de la crisis planetaria relacionada con el cambio climático. En este sentido, el papel de las ongs es muy importante pero no es suficiente para generar cambios sistémicos. En la conferencia de la ONU, Rio-92, Brasil empezó a ser visto por la comunidad internacional como un país extremadamente diverso a nivel socioambiental. Pero la clase política no hizo suya esta visión. En resumen: Brasil es el único país del mundo con nombre de árbol, cuya especie está en peligro de extinción.

BE – En el libro Pueblos Indígenas en Brasil (2011/2016), apuntas la continuidad del crecimiento de la población indígena y del número total de grupos en Brasil, además del parón en los procesos de reconocimiento de tierras indígenas en este periodo. ¿Cómo ves la evolución de estas cuestiones?
BR –
Esa publicación es el décimo segundo volumen de una serie iniciada en 1980. Hoy en día son 252 pueblos que hablan más de 150 lenguas. Y la tendencia en los próximos años es de crecimiento de la población indígena total, sea porque la tasa de natalidad ha aumentado entre varios grupos, sea porque algunos grupos aislados serán contactados y también porque hay otros pueblos que están retomando su identidad y haciéndose visibles a los ojos de la sociedad.

El ISA tiene un equipo de supervisión con rutinas diarias de alimentación de una base de datos con información por pueblo o por tierra indígena. Junto a artículos de especialistas en los asuntos acerca de los indígenas en Brasil, este material acumulado será la base del llamado “Pibão”, la publicación que presentamos cada cinco años, más o menos. Se trata de una obra de referencia, única, para los propios indígenas e indigenistas, sea en el ámbito gubernamental, de la sociedad civil o de los medios de comunicación. El último Pibão (2011-2016) fue publicado el pasado abril. Y el próximo está en marcha.

Foto en blanco y negro de una sala con varias personas. Un hombre está sentado en una hamaca y señala un mapa que enfrente de él en el suelo. Hay dos hombres sentados en una mesa, un hombre cerca de la hamaca, otro hombre sentado en el suelo, en la puerta, y varios niños de pie cerca de él.

Beto Ricardo (en la hamaca) durante una reunión para demarcación de las tierras indígenas del río Negro, Amazonas. (Pedro Martinelli /ISA /1997)

BE – En alguna ocasión has declarado que la sociedad padece “amnesia cíclica con respecto a los pueblos indígenas”. ¿De qué manera podemos sensibilizar a la sociedad y acercarla a las cuestiones indígenas?
BR –
Tenemos que fortalecer la comunicación con la sociedad y lanzar campañas inteligentes como #MenosPreconceitoMaisÍndio (Menos prejuicio, más indio), lanzada por el ISA en marzo de 2017, invitando a los brasileños a mirar a los pueblos indígenas con más generosidad, respeto y menos prejuicios. Difundida en canales de televisión abiertos y de pago, en cines y en redes sociales, la campaña alcanzó a 22.000.000 personas en Brasil y en el mundo.

BE – Tu trabajo ha sido reconocido y premiado internacionalmente. ¿Qué importancia tiene ese tipo de reconocimiento y qué impacto han tenido esos premios en tu trayectoria?
BR – Recibí el Premio Ambientalista Goldman (Goldman Prize) en 1992 por América Latina y Caribe. Y me enorgullezco mucho de ello porque los miembros del jurado y los premiados por la Fundación Ambiental Goldman son activistas vinculados a causas relevantes. Pero en la práctica no he usado ese premio públicamente. Trabajo con pueblos indígenas en la Amazonía y uno de ellos me enseñó que tenemos que ser discretos en esta vida. Los que llaman demasiado la atención individualmente se vuelven vulnerables a la brujería.

BE – ¿Crees en un futuro sustentable para Brasil y el mundo?
BR – Sí. Es como el uso del cinturón de seguridad en Brasil por parte de los pasajeros. Durante años se hicieron campañas para su utilización, sin éxito. Y, de repente, todo el mundo empezó a usarlo. Los hijos se lo exigían a sus padres. Dicen que estamos viviendo en la era del Antropoceno, en la que la acción humana es el factor principal del cambio climático que amenaza el futuro de la humanidad. Vea el libro ¿Hay un mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines, de autoría de Eduardo Viveiros de Castro y Debora Danowski, publicado en 2014. Por eso, es urgente adoptar el enfoque socioambiental para mirar el planeta.

Carlos Alberto Ricardo es emprendedor social Ashoka. Ashoka es una organización global presente en 84 países que lidera un movimiento en el cual todos pueden ser agentes de transformación social positiva. Este contenido es promovido en alianza con Instituto Socioambiental (ISA)Greenpeace.