Hace 17 años que los pobladores de Chivay, distrito de la región de Arequipa en el sur del Perú, comenzaron a fabricar y usar hornos solares, hechos con vidrio, madera y láminas de zinc y aluminio. Los aparatos funcionan solo con energía fototérmica, generada por la radiación solar acumulada y llegan a una temperatura de 180 grados.

Quien enseñó el oficio fue el equipo de la ONG francesa Bolivia Inti Sud Soleil, especializada en la creación de cocinas ecológicas. Arequipa, donde se concentra el mayor número de cocinas solares en funcionamiento del Perú, fue elegida por la ONG por tener uno de los más altos índices de radiación ultravioleta del país, que llega a alcanzar 14 puntos, el máximo grado de la escala. Hay una regla para que los niños usen sombrero de ala ancha para ir a la escuela.

«Cada beneficiario dedicó cuatro días para construir su horno, con la supervisión de los instructores. En la quinta clase, mostramos cómo cocinar y cada familia preparó el almuerzo en su propio equipamiento», dice el arquitecto Juan de la Serna, de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), uno de lo socios locales de implementación de hornos solares en aquella época. La escuela del pueblo también tiene una cocina para preparar las comidas de los 70 niños que estudian allí, que tienen entre 7 y 11 años.

UN CAMINO POSIBLE
El uso de luz solar para cocinar es una alternativa – a veces, la única opción – para aquellos que no tienen recursos. «Teníamos que caminar dos o tres kilómetros para encontrar leña», dice Liborio Calahua Chiri, de 73 años, que vive en Sol de Sacsayhuaman, en el pueblo de Chivay, con su esposa, hijos y nietos. “Falta trabajo y dinero para nuestro sustento”.

Durante los últimos 11 años, Bolivia Inti organizó decenas de talleres de construcción y uso de cocinas solares, permitiendo la instalación de más de 38.000 aparatos en hogares de América del Sur y África, siendo 7.865 en el Perú y 7.561 en Bolivia. El trabajo se realiza con las asociaciones locales y fondos de filantropía. «Además de enseñar, también hacemos un seguimiento de los cambios de hábito, fomentando el cambio de leña y de combustible por energía solar», dice Rocío Ingeniero Maldonado, delegada regional andina de la ONG que asesora los trabajos en el Perú.

La foto muestra a un hombre moreno, usando un sombrero, vistiendo una camisa gris y pantalón oscuro, al parecer de 60 años. Mira sonriente a la cámara al lado de la cocina solar (que parece una caja de madera y vidrio). Al lado, una niña con unos 5 años, con un sombrero y trenzas en su pelo, lo mira.

Liborio tenía que caminar kilómetros para encontrar leña para cocinar. Con la cocina, su familia y él pueden preparar la comida solamente con la acumulación de sol (Jacqueline Fowks / Believe.Earth)

Además de ahorrar dinero, el uso de la cocina solar en estas comunidades trae beneficios para la salud, ya que reduce la incidencia de problemas respiratorios al evitar la inhalación del humo que proviene de la quema de madera, según una encuesta realizada por la ONG Inti Illimani. La sustitución de madera por la energía solar además ayuda a combatir la deforestación.

En 2007, un estudio realizado por la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) sobre el uso de la cocina solar demostró que el aparato ahorra de 35% a 40% de los gastos de las familias con leña o gas. El informe destaca que las poblaciones más pobres y que sufren el proceso de desertificación del entorno, en las áreas que están cerca de la línea ecuatorial, son las más beneficiadas. «Cuatro regiones del Perú se caracterizan por el uso de la energía fototérmica: Arequipa, Cusco, Puno y Tacna, donde hay  de 40.000 a 50.000 calentadores solares», dice el ingeniero Rafael Espinoza, Director del centro de Energías Renovables, de la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú.

La foto muestra un grupo de más de 10 personas haciendo las terminaciones de las cocinas solares. En el primer plano, hay un hombre, con estructura media, con un sombrero y la cabeza hacia abajo (no se ve su cara), barnizando la cocina solar (una caja de madera con una tapa de vidrio, del tamaño aproximado de 1 metro cuadrado).

Participantes de los talleres hacen las terminaciones en las cocinas solares en el sur del Perú (Difusión / Archivo AECID)

La inversión para construir un horno solar, que tiene 20 años de vida útil, es de 30 dólares. El equipamiento consta de dos cajas: una de madera y otra, interna, con láminas de metal y reflectores que ayudan a distribuir la energía del sol. La tapa tiene una doble capa de vidrio para permitir la entrada de los rayos del sol. En la base se pone una capa de lana de oveja, que actúa como aislante entre la caja de metal y la de madera y evita la dispersión del calor.

La ilustración muestra una pequeña casa rosada dibujada en un pasto verde; al fondo el cielo azul y un sol bien amarillo y grande. Los rayos del sol llegan a la cocina solar, dibujados al lado de la casa, en la parte de afuera. COCINA SOLAR Aparato de cocción de los alimentos utilizando energía renovable para reemplazar leña o gas Doble tapa de vidrio Caja metálica interna Aislamiento de lana de oveja Caja exterior de madera El aparato se coloca al aire libre para acumular 2 horas energía fototérmica. La luz es reflejada por el vidrio para el interior de la caja. Láminas de metal distribuyen y concentran el calor, que alcanza una temperatura de 180 grados. Una manta aislante evita la dispersión de la energía. Toma al menos 2 horas para que los alimentos se cocinen.

«El período de cocción depende del tipo de alimento y la intensidad de los rayos solares», dice el instructor Hernán Charaña, de Ecosol. «Generalmente toma 50% más tiempo que el método tradicional».

En el día de la visita a Sol de Sacsayhuaman, Liborio llevó la cocina al patio de la casa y calculaba 2 horas para cocinar una sopa para los once miembros de la familia. El cielo estaba nublado. El terremoto que ocurrió en el año 2016 en la región rompió uno de los vidrios de la cocina, pero todavía funciona.

La comerciante Cajllachullo, de 46 años, vecina de Liborio, dice que tarda de 1 a 2 horas para preparar el pastel de papa o carne asada, dependiendo de la cantidad de luz solar. «Mi esposo hizo la cocina hace casi diez años y, hoy en día, creo que le gusta más ese equipamiento que la esposa», dice, riendo. «Él es chef de cocina y muchas personas se sorprenden cuando prueban el pastel, arroz y maíz que hacemos aquí».

La foto muestra a una mujer morena; pelo lacio, largo y negro; altura media, con la cocina solar en frente. Ella está en un pequeño pueblo con casas de piedra y barro, al fondo piso de tierra (clima desértico).

Nancy Cajllachullo y la cocina solar fabricada por el marido, Bernardo Collo, chef de cocina (Jacqueline Fowks/ Believe.Earth)

 

 PARA SABER MÁS

  • Proyecto completo para construir una cocina solar aquí, en el sitio de Taller Ecologista (en español).
  • Otra versión de la cocina solar, más sencilla, que sustituye la madera por cartón, pero tiene menos vida útil (en español).
  • Otros proyectos de cocina solar aquí (en inglés).
  • Más sobre los beneficios de las cocinas solares en este artículo (en español).
  • Informe completo de GTZ (en inglés) sobre varios tipos de cocinas solares.
  • Más información sobre la implementación de cocinas solares en la página web oficial de la ONG Bolivia Inti – Sud Soleil.