“Hicimos un estudio en la escuela, vimos que los alumnos no tenían el hábito de leer y nos dimos cuenta de que eso era un problema. Observamos también que la mayoría de los vecinos de nuestra comunidad no sabe leer ni escribir. Así que decidimos tratar de cambiar esta realidad”. Esta frase de la estudiante Raquel Miranda Costa, de 16 años, que terminó el tercer curso de secundaria en la Escuela Ronaldo Caminha Barbosa en 2017, en Cascavel, en el noreste de Brasil, resume lo que la motivó a crear el proyecto “Entrelíneas”, junto a sus compañeros David Nogueira da Silva, 16 – que también terminó el tercer curso – y Karine Sousa Silva, 17, que acabó el segundo curso de secundaria.

Para llegar a esta conclusión, los adolescentes pasaron un cuestionario a sus compañeros y a los vecinos que viven en los alrededores de la escuela. Posteriormente, los resultados del estudio sirvieron de base para debates junto a la administración de la escuela, profesores, estudiantes, y los mismos vecinos del barrio.

El grupo, entonces, pasó a la acción, y su primera intervención consistió en mejorar la biblioteca. “La biblioteca de nuestra escuela parecía un almacén con libros antiguos. Los alumnos nunca entraban. Así que organizamos el espacio y empezaron a usarla, pidiendo libros y más libros”, celebra David. “Intentamos crear un espacio lúdico para que los estudiantes se sintieran motivados a ir y ver una biblioteca, en vez de un depósito. Después del proyecto hicimos otra encuesta y el préstamo de libros había aumentado un 20%”, añade Raquel.

El resultado animó a los jóvenes a pensar en otras acciones de incentivo a la lectura, no sólo dentro de la escuela, sino también en los alrededores. Y así surgió la plataforma socioeducativa Entrelíneas, que existe hace casi dos años y que cuenta con un gran histórico de iniciativas con la comunidad. Entre ellas, la divulgación de poemas en postes y buzones de las casas, cuentacuentos para niños de educación infantil y de primaria, organización de talleres de escritura, charlas en torno a una hoguera para escuchar las historias de los pescadores, préstamo de libros entre grupos de amigos, distribución de libros en la comunidad y un concurso de poesía entre los estudiantes de las escuelas de la región.

La foto muestra a cinco chicas y un chico, tres a cada lado de un cartel con fondo rosa. Detrás de ellos, estanterías con libros. En la pared del fondo hay una frase de incentivo a la lectura y barcos de papel de colores colgados del techo.

Después de la intervención del grupo, la biblioteca quedó más bonita y atractiva – y el préstamo de libros aumentó un 20% (Difusión/Criativos da Escola)

IMPACTO PROFUNDO
A pesar de las dificultades para conseguir recursos y cubrir los costes, principalmente de transporte e impresión (que la mayoría de las veces paga el propio grupo), los estudiantes lograron llegar a ocho escuelas y doce comunidades con sus acciones.

“La actitud de los alumnos en la construcción de su identidad merece ser señalada. Muchos dejaron de ser sujetos pasivos y empezaron a ser protagonistas de su propia historia. Se alejaron de caminos que habían sido trazados, de hábitos familiares en los que no había libros”, afirma Sérgio Furtado Néo, el profesor que orientó a los adolescentes en el proyecto.

“Entre tantos aspectos positivos, destaca el haber caído en la cuenta de otras posibilidades, nuevas posibilidades, de la capacidad de soñar. Y con ello el entendimiento de que la falta de lectura interfiere en el acceso al conocimiento. Sobre todo, los jóvenes muestran haber perdido el miedo y la aversión a leer”, dice el educador. Además del interés de la comunidad, el profesor señala otros resultados como la mejora de la competencia lectora y el estímulo para que los estudiantes continúen o retomen sus estudios.

Para dar más visibilidad al proyecto, los alumnos crearon una página en Facebook en la que publican frases de incentivo a la lectura, poemas y fotos de sus actividades. “Hay personas que dicen que empezaron a leer gracias a la página, que fueron motivadas por lo que publicamos. No podemos explicar lo contentos que nos pusimos por haber llegado a ellas”, cuenta Raquel.

 

El proyecto Entrelinhas ha sido premiado en el Desafío Creativos de la Escuela 2017. Criativos da Escola, un programa de Alana, anima a niños y jóvenes a que transformen sus realidades, siendo protagonistas de sus propias historias de cambio. La iniciativa forma parte de Design for Change, un movimiento global que surgió en la India y está presente en 65 países, inspirando a más de 2.200 millones de niños y jóvenes en todo el mundo.