En un Brasil de grandes desigualdades, unos 2 millones de brasileros que viven en zonas aisladas no tienen acceso regular a la electricidad. Las comunidades que viven sin electricidad y distantes de las zonas urbanas o en lugares con energía intermitente, en general, dependen de generadores de energía movidos por combustibles fósiles: energía cara, insuficiente y contaminante. Existen altos costos de logística para llevar el combustible, además de los costos de operación y mantenimiento.

Con energía que tiene hora para empezar y hora para terminar, todo se vuelve más difícil. La operación de equipamientos para la conservación de alimentos, como heladeras, es inviable. Y esto perjudica directamente la supervivencia de las comunidades que dependen, por ejemplo, de la producción de aceites esenciales, procesamiento de frutas y pescados, en reservas extractivistas.

PERO HAY OTRA MANERA DE VIVIR
En el 2016 WWF-Brasil en colaboración con el Instituto Chico Mendes de Conservação da Biodiversidade (ICMBio), inició un proyecto de energía solar fotovoltaica con el objetivo de generar ingresos y mayor calidad de vida para las comunidades de reservas extractivistas. Llegó el momento de poner en marcha esta transformación con el apoyo técnico de la empresa Usinazul y el Instituto Mamirauá y el apoyo institucional de Schneider Electric, J.A. Solar, UEA y la Prefectura de Lábrea.

El primer paso fue poner a disposición para todas las personas el conocimiento técnico y científico. El 27 de abril de 2017 fue lanzada la publicación Usos de Sistemas Energéticos com Fontes Renováveis em Regiões Isoladas (Usos de sistemas energéticos con fuentes renovables en regiones aisladas), en la Universidade Estadual do Amazonas, Campus de Lábrea. El estudio fue diseñado para suplir la falta de información de las entidades representativas de los extractivistas. La publicación reúne alternativas más viables para el uso de sistemas de energía renovable volcados para usos productivos y agregadores de valor, mejorando la calidad de vida de las comunidades y el mantenimiento del bosque.

La publicación también lista algunas ya probadas en Brasil y aprobadas por las poblaciones locales, como el uso de la energía solar para la refrigeración, fabricación de hielo, y extracción de aceite vegetal, procesamiento de castaña, açai y mandioca, purificación y bombeo del agua, iluminación portátil, telecentros en las escuelas, entre otras. El folleto también muestra las especificaciones técnicas, los costos promedio para cada tipo de aplicación, los tamaños de los sistemas y las fuentes de financiamiento ya disponibles en Brasil.

ENERGÍA LIMPIA EN LA ESCUELA
El segundo paso sucedió la primera semana de julio de 2017, cuando se hizo la primera instalación fotovoltaica en una escuela en la comunidad de Cassianã, Reserva Extrativista Médio Purus, en el municipio de Lábrea. Para hacerse una idea de la dificultad de acceso a Lábrea, municipio de 38.000 habitantes en el sur del estado de Amazonas, el acceso se hace solamente por aire o por río. Son 40 minutos en avión o 400 Km en coche por la ruta Transamazônica (BR 230) desde Porto Velho/RO. La otra opción es 2 horas y media de vuelo o cinco días en barco desde Manaos / AM. En ambos casos, entonces, lleva de 40 minutos a un día en una embarcación (especie de lancha) para llegar a las comunidades de la Reserva Extrativista (Resex).

La energía solar en esta escuela permitirá que 60 alumnos accedan a clases nocturnas ininterrumpidas – las clases eran interrumpidas por días, cuando faltaba combustible para el generador. Ahora los ventiladores pueden instalarse en las salas de clases para combatir el fuerte calor y la presencia de mosquitos, hacer búsquedas en internet, tener iluminación adecuada, además de generar un ahorro de hasta 450 reales (128 dólares aproximadamente) por mes, que eran utilizados para pagar el combustible consumido por el generador de la escuela. Otro beneficio importante es el fin del ruido del motor: impedía la concentración de los alumnos y afectaba la salud de los maestros que llegaron a perder su voz compitiendo con el sonido del generador.

Hombres trabajando en la instalación de paneles solares en una casa de una altura, de madera blanca. Uno de los hombres está en el tejado, agachado y girado hacia el lado izquierdo de la foto. Hay otro subiendo una escalera sencilla de madera, en dirección al tejado, de espaldas a la cámara. Los demás están dispersos por el área exterior de la casa. La mayor parte de ellos lleva una camiseta verde de uniforme. La casa tiene una barandilla de madera blanca delante, delimitando una terraza. Al fondo el cielo azul despejado.

Instalación de panel de energía solar fotovoltaica Reserva Extrativista Médio Purus, en el municipio de Lábrea (Alessandra Mathyas / WWW-Brasil)

«El combustible venía justo para los días de clase. Ahora, vamos a tener más tiempo y luz para investigar. ¡Hasta creo que podremos tener una impresora!», dijo la estudiante de secundaria, Francisca Souza. «Solo saber que ahora no vamos a tener más el ruido del motor, no tiene precio. Había noches que me faltaba la voz», se desahoga el profesor de Educación de Jóvenes y Adultos, Cicleude Barroso.

Un grupo de 18 personas en una sala con una pizarra blanca y otros carteles. Una parte de ellas está de pie, mientras que la otra está de cuclillas. Todos sujetan un certificado, mostrándolo a la cámara, y la mayoría lleva camiseta verde. El suelo es de madera.

Estudiantes con certificados de Curso de Sistemas de EnergÍa Solar Fotovoltaica para Calidad de Vida y Producción Sostenible (Alessandra Mathyas / WWW-Brasil)

Y también en julio se dictó el Curso de Sistemas de Energía Solar Fotovoltaica para Calidad de Vida y Producción Sostenible, impartido por los técnicos del Programa Calidad de Vida del Instituto Mamirauá de Tefé/Amazonas, para los residentes de las reservas extractivisas de Médio Purus y de Ituxi, ambas en la ciudad de Lábrea. El contenido de 40 horas abordó los principios básicos de la electricidad, fuentes renovables y no renovables, los componentes del sistema solar fotovoltaico autónomo y cómo planificar y diseñar estos sistemas de energía solar, sus conceptos básicos y el manejo comunitario de tecnologías sociales. Todos los alumnos salieron del curso con los certificados de participación, y esta formación permitirá a la comunidad trabajar en futuras instalaciones, supervisadas por técnicos de WWF-Brasil.

Y ES UNA LINDA HISTORIA PARA CONTINUAR
La segunda fase del proyecto ya tiene fecha y lugar: del 18 al 22 de septiembre, WWF-Brasil vuelve a la Reserva Extrativista Médio Purus para la instalación solar fotovoltaica en una escuela más y un sistema de bombeo de agua de río. De esta manera, el 86% de los residentes que necesitan conseguir agua en galones en el río puede finalmente abandonar esta práctica y dedicar su tiempo a otras actividades.

Un grupo de personas posa para una foto, la mayoría sentada en una escalera de madera frente a una casa sobre una estructura, también de madera. Otra parte del grupo está de pie, en el área de la terraza, frente a la barandilla de madera pintada de blanco. La mayor parte de la gente lleva camiseta verde. El suelo es de tierra con algo de pasto verde. Al fondo el cielo azul, despejado.

Instalación de panel de energía solar fotovoltaica Reserva Extrativista Médio Purus, en el municipio de Lábrea (Alessandra Mathyas / WWF Brasil)

«Los extractivistas consideran que aumentará la producción, que podrán lograr mejores precios y también tendrán una vida comunitaria más dinámica, haciendo de las escuelas también centros de cursos de tecnología a distancia y espacios vivenciales los fines de semana», dice Alessandra Mathyas, analista de conservación del Programa Clima y Energía de WWF-Brasil.