Si hay un indicador que pone a todos los países en el mismo nivel es la pérdida y desperdicio de comida. Cada año, las naciones industrializadas dejan de consumir 670 millones de toneladas de alimentos y las regiones en desarrollo no aprovechan 630 millones de toneladas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (ONU/FAO). «Las pérdidas están relacionadas a la producción, almacenamiento y transporte», afirma el boliviano Alan Bojanic, representante de la FAO en Brasil. La basura tiene que ver con prácticas inadecuadas de vendedores, que descartan items en buenas condiciones, y hábitos de los consumidores, que compran más de lo que necesitan y tiran a la basura buena parte de la comida. «Nos alientan a consumir más y más. Incluso la comida se vuelve descartable con mucha facilidad,» dice.

Frutas, hortalizas, raíces y tubérculos tienen la tasa más alta de desperdicio en el mundo: 45% de la producción no llega al plato de nadie, según la FAO. En los puntos de venta, fallas en la refrigeración, técnicas inapropiadas de manejo, disposición inadecuada en las góndolas y daños causados por los clientes hacen que una gran cantidad de estos productos sea rechazada por razones estéticas, incluso estando apta para el consumo.

El desperdicio de comida contribuye con la emisión de 4,4 gigatoneladas de dióxido de carbono cada año, según el libro Drawdown: The Most Comprehensive Plan Ever Proposed to Reverse Global Warming (Drawdown: el plan más completo jamás propuesto para revertir el calentamiento global, en traducción libre), del ambientalista Paul Hawken. Según las proyecciones del especialista, si la mitad del desperdicio se redujese hasta 2050, dejaremos de emitir 26,2 gigatoneladas de dióxido de carbono. La práctica traería otra buena consecuencia: reducción de la deforestación para la creación de tierras de cultivo, evitando la emisión adicional de 44,4 gigatoneladas.

Para ayudar a disminuir las pérdidas – y aún beneficiar al planeta y tu bolsillo, hacer mejores elecciones en el mercado, aprovechar los alimentos al máximo y saber almacenarlos son estrategias eficientes.

Foto en plano cerrado, tomada de arriba a abajo, donde aparece un paquete de papel y, en el fondo, un pie de brócoli.

Brócolis donados por feriante al proyecto Favela Orgánica, en Río de Janeiro: productos fuera del patrón estético muchas veces están aptos para el consumo (Sandro Carneiro/Believe.Earth)

1: COMPRAR MENOS, PLANEAR MÁS
Crear un menú para la semana con los objetos que están cerca del vencimiento y anotar lo que falta para la elaboración son prácticas importantes no sólo para evitar excesos. «Al hacer una lista de compras, el consumidor puede reflexionar sobre su necesidad real de consumo», dice la nutricionista Regina Rastogi, consejera del Consejo Federal de Nutricionistas (CFN).

También es importante ser conscientes de las estrategias utilizadas por los supermercados para hacer que los clientes compren más. «Hay lugares donde se colocan los envases más grandes a la altura de la visión para aumentar la propensión a ser elegidos», dice Gustavo Porpino, analista de la Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria (Embrapa). «Cuando el consumidor es llevado a comprar innecesariamente aumenta la propensión a que haya residuos».

Gustavo recomienda evitar hacer una compra grande enseguida después de recibir el sueldo – mejor dividir los gastos del mes en más idas al mercado. Es una manera de tener control sobre lo que realmente falta en casa.

2: ALMACENAR DE LA MANERA CORRECTA
Para evitar que los alimentos se pudran antes de tiempo, la solución es observar el mejor lugar de cada uno dentro y fuera del refrigerador.

“Hora de guardar - Cómo guardar la comida en el refrigerador”. Congelador: Carnes envasadas y porciones de comida (en frascos etiquetados con fecha de vencimiento); Estante superior: Carne (si se consume en el mismo día) huevos (en potes cerrados), quesos y otros fiambres (en cajón propio); Estante intermedio: Sobras de comida (en frascos cerrados); Estante inferior: Frutas (después de lavadas, secadas y guardadas en bolsas de plástico, para que no se resequen); Cajón: Verduras y legumbres (en bolsas de plástico, sin lavar). Puerta: Bebidas, salsas, conservas, tarros de mermelada, leche y otros productos abiertos. Mantén las raíces, verduras, condimentos y frutas como aguacate, plátano, melón, sandía, tomate, papa, ajo y cebolla deben guardarse en un lugar seco y aireado. Evita mezclar papas con cebollas y aguacates con bananas maduras - juntos, pueden pudrirse rápidamente. Fuente: “Manual Práctico para la Organización del Refrigerador”/Unidad de Alimentación y Nutrición de la Universidad Federal de Juiz de Fora; Regina Rodrigues de Oliveira/Consejo Federal de Nutricionistas. Arte: Bruno Gomes de Andrade/Believe.Earth.

3: APROVECHAR TODO
Aunque sean nutritivos, tallos, cáscaras, hojas y semillas suelen ir a la basura. Una pérdida, no sólo para la salud: cada latinoamericano desperdicia, al año, 25 kilos de alimentos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (ONU/FAO).

Con el aprovechamiento total de los alimentos, una familia brasilera podría ahorrar, en un el año, 175 dólares en compras, según el cálculo de la ONG Banco de Alimentos. «Los ingresos mensuales de una familia de clase media con cuatro miembros son 750 dólares y el gasto en alimentos, según la Encuesta de Gastos e Ingresos del Hogar  [2008-2009, del Instituto Brasilero de Geografía y Estadísticas], es de 16,2% de los ingresos del hogar o 121,5 dólares, afirma Jessica Lima, nutricionista de la ONG. «Considerando que un 20% de los productos comprados no se aprovechan, tenemos un pérdida de 24 dólares por mes».

Según ella, este desperdicio es independiente del nivel de educación y clase social de los consumidores, ya que es una realidad derivada de la falta de información sobre la mejor manera de comprar, preparar y almacenar, y del prejuicio contra partes no convencionales de los alimentos. «Estas partes nunca se han valorado en las recetas, por lo tanto, son consideradas como desecho», dice la nutricionista y consultora en seguridad alimentaria Vanessa Hervé, colaboradora de Favela Orgânica, espacio que organiza talleres de cocina alternativa y consumo consciente en Río de Janeiro. «Después de que comodidad y practicidad pasaron a guiar las decisiones en los estantes, el alimento fresco y la utilización total tuvieron incluso menos espacio en la alimentación del brasilero».

“Cocina creativa – Cómo aprovechar los tallos, hojas, semillas y cáscara de alimentos”. Buenas opciones para cáscaras de hortalizas: calabaza, zucchini, ñame, berenjena, remolacha, pepino. Sugerencias para preparar: salteados, rellenos y masa de panqueques y torta. Ideas de platos: jugo de maracuyá con cáscara de calabaza, fideos con cáscara de ñame. Buenas opciones de tallos: espinarca, col rizada, berro, perejil, brócoli. Sugerencias para preparar: salteados, guisos, masa de pan, panqueque y torta. Ideas de platos: pasta de ricota con tallos de berro, jugo verde con tallos y hojas de berro, strogonoff de tallos de brócoli. Buenas opciones de hojas: zanahoria, remolacha, brócoli, calabaza, mostaza, ocumo, coliflor. Sugerencias para preparar; ensaladas, jugos, salteados y caldos. Ideas de platos: arroz al horno con hojas de remolacha y cáscara de calabaza; salsa de pesto de hojas de zanahoria; hojas de calabaza salteadas. Buenas opciones de semillas: calabaza, melón, sandía. Sugerencias para preparar: tostadas, como aperitivo, o molidas, como harina em la preparación de panes, pasteles y galletas. Ideas de platos: semillas tostadas con Romero y sal gruesa; pan con harina de semillas. Buenas opciones de cáscaras de frutas: piña, banana, mango, maracuyá, sandía. Sugerencias para preparar: mermeladas, compotas, jugos, tés, platos, salados. Ideas de platos: jugo de cáscara de piña con hierba de limón; moqueca (guiso de pescado o mariscos) con cáscara de banana. Pre-elaboración: lava bajo agua corriente. Si serán consumidas crudas, déjalas en remojo en uma solución clorada durante 15 minutos después del lavado. Cómo guardar: si no fueras a usar todas las partes de los vegetables, separa y guarda en um frasco con tapa o en uma bolsa de plástico. Mantén en el refrigerador por tres días o en el freezer durante dos meses. Fuente: Vanessa Hervê. Arte: Bruno Gomes de Andrade/Believe.Earth.

Vanessa admite que no siempre llega a usar todas las partes de la comida de inmediato. “Congelo para conservarlos y utilizarlos poco a poco, según lo que vaya a preparar en la semana”, cuenta.

Y es grande la variedad de verduras, legumbres, tubérculos y frutas que tienen cáscara, hojas, ramas, tallos y semillas que se pueden consumir. «Pero hay excepciones, como las semillas de manzana, cáscaras de mandioca y aguacate, que son muy fibrosas, y hojas como las de la papa, que pueden contener sustancias tóxicas para el cuerpo humano», afirma Jessica. Incluso así, en lugar de continuar para la basura, estos ingredientes pueden convertirse en abono en un sistema de compostaje.

PARA SABER MÁS

 

  • Conoce la iniciativa de #SemDesperdício, lanzada por WWF-Brasil, Embrapa y FAO para ayudar a aquel que quiera cambian los hábitos de consumo.
  • Piensa, Aliméntate, Ahorra es el sitio web de la campaña que las Naciones Unidas y un equipo de colaboradores puso en marcha para llamar la atención sobre la gran cantidad de alimentos desperdiciados cada año.
  • Cliquea aquí para el Test de Consumo Consciente y averigua qué tipo de consumidor eres (en portugués).
  • Enseña a los niños a combatir el desperdicio imprimiendo un folleto (en inglés) o un póster (Inglés/Francés) de la UN/FAO con consejos sobre hábitos sostenibles.
  • La ONG Banco de Alimentos es una asociación sin fines de lucro. Si desea contribuir con la labor de la organización, cliquea aquí para hacer una donación o convertirse en un socio.