Calles y ríos. En una ciudad como São Paulo, que, en nombre del progreso, pasó décadas canalizando y contaminando sus principales cursos de agua , juntar esos dos sustantivos pueden sonar un poco raro. Lo más adecuado en el imaginario colectivo quizás sea ríos versus calles. Pero es la convivencia armoniosa la que inspira el nombre del proyecto que redescubre la importancia de las nacientes y arroyos en la selva de cemento de la metrópolis más grande de América Latina: Rios e Ruas (Ríos y Calles, en traducción libre).

Al frente de la iniciativa está el geógrafo Luiz de Campos Júnior y el arquitecto y urbanista José Bueno. El lema del dúo, «soñar en grande, empezar pequeño, y actuar ahora», remite a la idea de que, para la gente común, el debate sobre la relación de la ciudad con sus ríos debe comenzar con acciones sencillas, como encontrar una naciente descontaminada en el propio barrio y no por megaproyectos como la limpieza del río T ietê, uno de los principales ríos del estado. Relevamientos de la prefectura y de Rios e Ruas indican que en el área urbana de São Paulo hay más de 300 arroyos, la mayoría canalizados bajo avenidas, puentes y viaductos y otros tantos por descubrir.

Fue en una búsqueda de nacientes por las calles del barrio de Butantã que comenzó el proyecto, en el 2010. «José ya estaba trabajando con temas urbanos, pero no tenía idea de que en cualquier punto de São Paulo, se está como máximo, a 200 metros de un arroyo. Para demostrar esto, propuso una expedición urbana por las inmediaciones del edificio en que vive», dice Luiz. Ya en la primera búsqueda, los dos encontraron un terreno baldío, el origen de la corriente Iquiririm, un episodio considerado como el momento cero de Rios e Ruas.

Ubicada en un terreno público, la naciente tuvo su entorno recuperado y, hoy en día, forma una pequeña corriente que alberga peces y plantas acuáticas. Es la niña de los ojos del proyecto, y la prueba de que se puede tener la esperanza de una metrópolis más verde y con ríos más saludables.

«Pensar el problema a nivel macro no ayudará a resolverlo», dijo José Bueno. «Pero podemos, a partir de pequeñas acciones, hacer lo imposible para que sea fácil – y hacer lo fácil de una manera elegante, sin crear grandes rupturas o conflictos con la sociedad», dice, en referencia al Aikido, arte marcial japonés, que practica hace 30 años y del cual toma prestado algunas enseñanzas que guían el proyecto, como la armonía y la no agresión.

Desde esa primera expedición informal por Butantã, en 2010, Rios e Ruas creció, ganó aliados importantes y pasó a ser respetada nacional e internacionalmente. El proyecto ya ha producido una exposición en el Serviço Social do Comércio (SESC), Rios Des.cobertos (Ríos Des.Cubiertos, en traducción libre), su historia fue contada en forma de libro (O Menino do Rio, de Gustavo Prudente) y es el tema de un circuito de carreras de calle. Los recorridos de las pruebas pasan por regiones que corresponden a los cauces de los ríos, como la etapa Nascentes do Ipiranga, programada para noviembre. Luiz y José también han sido invitados para charlas y debates en cursos de ingeniería y arquitectura, campos que antes estaban cerrados a la discusión sobre la descanalización de los ríos.

El ejemplo más reciente de reconocimiento llegó en septiembre, cuando José Bueno fue invitado a participar en la etapa europea Water Innovation Lab (WIL), en Portugal, foro que reúne a jóvenes líderes mundiales para discutir iniciativas relacionadas a la gestión del agua. La etapa de América Latina se celebrará en São Paulo, en noviembre. Aprovechó el viaje para conocer otros proyectos, como el que resultó en la descontaminación y descanalización del río Isar, en Munich, Alemania.

La foto muestra una imagen aérea, en la que vemos a un hombre mirando hacia arriba con los brazos abiertos, en una zona llena de verde, árboles y plantas.

Bueno, en el terreno hoy recuperado de la naciente: soñar en grande, empezar pequeño, y actuar ahora (Rodrigo Elizeu/Believe.Earth)

De vuelta en São Paulo, trajo en el equipaje además de un entusiasmo renovado por Rios e Ruas, un pequeño frasco que contiene agua descontaminada del río Ribeira da Granja, en Portugal. En un gesto simbólico, la muestra fue tomada en la naciente del Iquiririm.

En la siguiente entrevista, realizada a orillas de la naciente donde todo comenzó, el arquitecto muestra por qué empezar pequeño conduce a concretizar el gran sueño.

Believe Earth (BE) – Rios e Ruas nació pequeño y ahora cuenta con el apoyo de importantes entidades como SESC, y han sido invitados a hablar sobre el tema en facultades de ingeniería, que antes no prestaban atención a la descanalización. ¿La sociedad está más preparada para hablar de este tema?
José Bueno (JB) –
En 2010, cuando pusimos en marcha Rios e Ruas, nos dimos cuenta que había un timing para profundizar en esta discusión. Por lo tanto, creamos un formato ligero, simple y experiencial, que ha ganado la simpatía de la población. El debate sobre la importancia de la preservación de los manantiales se intensificó desde 2014, con la crisis de abastecimiento de agua que hubo en São Paulo, que sensibilizó a la gente sobre el tema más que cualquier estudio jamás realizado. A principios de octubre, Luiz  [de Campos Júnior] participó en un debate en el Congresso Brasileiro de Engenharia Sanitária e Ambiental e Feira Nacional de Saneamento e Meio Ambiente, el evento más importante sobre el tema en el país. Antes, nos llamaban soñadores y outsiders. Hoy, estamos despertando el interés en nichos hasta entonces contrarios al tema.

La foto muestra que un plan cerrado, con muchas hojas y plantas y, por este espacio, pasa un riachuelo con agua limpia.

Protegido por plantas, Iquiririm tiene, en los primeros metros, una riqueza de vida inusual de ser vista en la metrópolis (Rodrigo Elizeu/Believe.Earth)

BE – ¿Cómo hacer para que la sensibilización creada por Rios e Ruas no se olvide pronto después del primer contacto?
JB – Trabajando con el imaginario colectivo, porque son las personas las que van a generar cambios. Mucho se dice de las smart cities. Creo en smart people. Vivimos en una ciudad que ha aprendido a pensar en el río como sinónimo de aguas residuales, de problema. Tenemos que recordar la importancia de que los niños pongan los pies en el agua, aunque sea de una pequeña naciente. Y, en el contexto de São Paulo, es mucho más factible trabajar a partir de los pequeños arroyos que de la descontaminación del río Tietê, que va a consumir miles de millones de reales. Hablar de las nacientes plantea el tema a escala humana. Hicimos eso en el barrio Pompeia [en São Paulo], donde la propia comunidad se movilizó, recuperó un arroyo y transformó el pequeño terreno de alrededor en una plaza.

BE – ¿Se puede salvar el río Tietê? ¿O vamos a seguir solo soñando con los ejemplos del Sena, en Francia y del Támesis en Londres?
JB –
El río Tietê es un caso complejo. Luiz habla de “arar en el desierto” porque estamos pensando en el final del problema. El río no se ensucia solo. La contaminación proviene de las cabeceras, de los arroyos como el Iquiririm y el Sumaré. Si entregasen al Tietê limpio, en un mes estaría sucio otra vez. Nada va a cambiar si seguimos con la cultura de que el río es el lugar para verter las aguas residuales. Pero, en lo referente a los pequeños arroyos, estamos seguros: no sólo nuestros hijos y nietos serán capaces de ver estas nacientes descontaminadas, sino también nosotros mismos.

BE Pero la lógica actual es que tenemos que dar acceso a la recolección de aguas residuales a toda la población y, luego, pensar en limpiar las alcantarillas.
JB –
Las dos cosas pueden andar juntas. Necesitamos ampliar la red de recogida y tratamiento de aguas residuales y transformar el desprecio en una cultura de aprecio por los ríos.

BE¿Es posible pensar en la descanalización en una ciudad como São Paulo, ocupada por calles y edificios? ¿No sería demasiado costoso?
JB
– Pensamos el tema bajo una óptica más simple. Por el momento, no nos hemos centrado en la descanalización de los arroyos en las vías principales o en áreas de urbanización intensamente consolidadas. Trabajamos en la periferia, en regiones con potencial para acciones rápidas y económicas, sin necesidad de grandes expropiaciones ni trastornos al ya caótico tránsito de la ciudad. El año que viene, vamos a hacer el destaponamiento del Iquiririm en los 200 metros después de su naciente, en un terreno público. Y es posible replicar el proceso en otras arroyos. Los europeos y los americanos están liberando los ríos que durante décadas quedaron estancados. Toma al menos 10 años para la reanudación del sentido de pertenencia entre la comunidad y los cursos de agua.

BE – ¿El destaponamiento puede crear problemas con la propagación de los mosquitos como el aedes aegypti, que causa el dengue?
JB
–. Ese es un pensamiento engañoso. Las larvas son comidas por peces y libélulas. Por lo tanto, la naciente es el lugar más seguro del barrio con relación a ese riesgo. Las aguas son una trampa natural.

BE¿Es posible convencer a la población de algunos barrios de la periferia, que reivindican la canalización de los arroyos donde circulan las ratas y cucarachas, que mantenerlos abiertos y descontaminados es más positivo?
JB –
¡Sí! Trabajamos para cambiar esta percepción de los ríos como un problema, no sólo en las periferia, sino también en las industrias, las universidades. Cuando se dan cuenta de los beneficios de un río sano, estos grupos empiezan a luchar por eso. Nadie defiende lo que no sabe. Mi gran believe es que las comunidades en la periferia en donde están las cabeceras de los ríos se conviertan en guardianes de estas áreas, dando el ejemplo para el centro. Tal vez sea una utopía, pero Rios e Ruas comenzó como una utopía.