Para la ingeniera biomédica Leila Ben Gacem, la medina de una ciudad representa el punto de partida para la recuperación del legado histórico de un pueblo y la construcción de una comunidad con ciudadanos patriotas, que confían en su nación y en el potencial de su economía. Por eso, el objetivo de Blue Fish, creado por ella, es identificar las oportunidades socioeconómicas del patrimonio y la cultura y, a continuación, proyectar soluciones para hacer que esas oportunidades sean sostenibles, preservando así el patrimonio y mejorando los medios de subsistencia. “Yo creo que la mayoría de los países en nuestra región subestima el potencial de sus centros históricos urbanos en la creación de oportunidades socioeconómicas y culturales que creen una armonía mayor entre los jóvenes y su ciudad y, por tanto, un mayor sentimiento de pertenencia e implicación con la comunidad. ¡Y eso es lo que me encanta demostrar cada día!”, afirma Leila.

Una vez que se identifica una oportunidad cultural, Leila se encarga de recaudar dinero para que el proyecto pueda ser realizado, o usa los beneficios generados por Blue Fish para desarrollarlo. La idea es promover iniciativas sociales que garanticen la colaboración entre la sociedad civil y las esferas pública y privada, buscando siempre la sostenibilidad y la eficiencia de las soluciones proyectadas. “Al lidiar con proyectos que incluyen a representantes públicos, privados y de ongs, la implementación por lo general es muy lenta, pues es difícil llegar a un consenso sobre los pasos siguientes. Con la experiencia he aprendido que todos deben estar presentes, porque de esa manera el proyecto es de todos, lo cual es fundamental para garantizar que haya un progreso continuo”.

En este sentido, la implicación de los artesanos locales es fundamental. El problema es que no es fácil vivir de la artesanía en Túnez. Gran parte de las materias primas que se emplean son importadas, lo que hace inviable su adquisición. Además, el poder de compra de la población disminuyó mucho desde la revolución de 2011, cuando el entonces presidente Zine El Abidine Ben Ali se fugó a Arabia Saudí mientras manifestantes tomaban las calles gritando “Fuera Ben Ali”. El país sobrevivió a la primavera árabe e hizo la transición a la democracia, pero aún enfrenta inestabilidad económica, lo cual dificulta el comercio de los productos elaborados por los artesanos.

“Blue Fish está trabajando en tres líneas con respecto a este asunto: conectando artesanos y diseñadores, para mejorar el posicionamiento de los productos, precios y capacidad de venta; trabajando en el desarrollo del potencial de exportación; e iniciando actividades culturales continuas en la medina, para mejorar la dinámica económica general”, explica. “Hasta ahora, a través de crowdfunding, creamos la primera biblioteca digital de música andalusí tunecina, inauguramos Dar el Harka – un centro cultural y espacio de coworking -, y vamos a lanzar la primera escuela de arte digital en la medina antes de que el año termine”, celebra.

En el centro de la imagen, la misma mujer de la foto de portada, en otro lugar, con el brazo izquierdo sobre una barandilla de madera, al lado de una columna de mármol de color arena. Detrás de ella, a cada lado, hay una cortina beige, y más atrás, una pared blanca que termina, hacia el fondo, en un arco sobre una columna, también blancos. En la pared hay colgado un plato de cerámica de varios colores, y, más cerca de ella, una gran ventana de marco y persianas verdes, cerrada, con verja negra, y una pequeña parte de otra barandilla de madera.

A través de crowdfunding, Leila creó la primera biblioteca digital de música andalusí tunecina, inauguró un centro cultural y espacio de coworking , y va a lanzar la primera escuela de arte digital en la medina (Reproducción/Archivo Personal)

Las herramientas digitales han sido grandes aliadas en este proceso, pues incentivan a la gente a co-crear en la renovación de sus propias medinas. La primera de ellas es la herramienta de estudio, que permite el mapeo de los edificios, así como la demografía de cada área. La segunda herramienta es la Medinapedia, en la que los estudiantes pueden compartir lo que están aprendiendo sobre la medina a través de textos, fotos y vídeos en Wikipedia. La tercera herramienta es el periodismo comunitario, a través del “Periódico de la Medina”, que sirve como estrategia de cohesión social. En él, los habitantes de la medina hacen valer su voz y sus historias de vida quedan representadas.

Y está funcionando. Desde la creación de Blue Fish, en 2006, cada vez más tunecinos se han interesado por el proyecto. Grupos de personas de diferentes ciudades, como Sfax y Sousse, han entrado en contacto con Leila para discutir posibles colaboraciones y reavivar sus medinas. Varios edificios históricos están siendo transformados en locales atractivos para los turistas, como hoteles y boutiques. En septiembre de 2016, Leila estrenó el primer Festival de la Luz en la región del Magreb, en la medina de Túnez, realizado en colaboración con artistas locales e internacionales, con una contribución importante del sector privado de la medina, sector público, y cerca de 120 estudiantes voluntarios.

El festival se desarrolló en más de 30 espacios en torno a la medina de Túnez, y permitirá que otros festivales nacionales dinamicen de la misma forma la escena sociocultural, ayudando a fortalecer la autoconfianza de los tunecinos.

“Trabajo mucho con jóvenes: graduados, universitarios, desempleados y estudiantes de secundaria. Lo que más me entristece es la falta de esperanza en su futuro. Creo que la principal causa de ello es la pérdida de identidad, estar desconectados de la propia cultura. Democratizar la cultura hace con que los jóvenes encuentren su sentido de pertenencia y, por tanto, que mejore su autoestima y que ellos tengan esperanza en el futuro”, sostiene.

Leila Ben Gacem es emprendedora social Ashoka. Ashoka es una organización global presente en 84 países que lidera un movimiento en el cual todos pueden ser agentes de transformación social positiva.