El reciclaje siempre formó parte de la vida de Albina Ruiz, antes incluso de que el término “basura” entrase en su vocabulario. Nacida y criada en la Amazonía peruana, en Moyobamba, aprendió con sus padres muy pronto a mantener una relación de respeto con la naturaleza. “No usábamos plásticos ni envases y me enseñaban que las cáscaras de plátanos y mandiocas eran la comida de los caballos y de los cerdos”, recuerda. Al mudarse a Lima para estudiar Ingeniería Industrial, Albina se deparó con la realidad de las familias pobres de la capital que vivían en medio de montañas de basura, sin ningún tipo de separación o sistema de recogida.

Ese escenario fue lo que motivó a Albina a escribir una disertación sobre microempresas y saneamiento ambiental en la región del Cono Norte, en Lima. Más de 20 años después, es una de las emprendedoras sociales de mayor prestigio en el mundo, reconocida por hacer de la gestión de los desperdicios un negocio rentable y promover la inclusión económica y social de trabajadores de comunidades pobres.

FUTUROS EMPRESARIOS
En 2002, Albina fundó en Lima la ong Ciudad Saludable, que trabaja con la gestión de residuos sólidos a través de la profesionalización de trabajadores locales, transformándolos en microempresarios.

Además del conocimiento técnico sobre el reciclaje de los diferentes tipos de materiales (vidrio, plástico, papel), la ong ofrece cursos sobre liderazgo, administración de empresas y oratoria. Así, impulsa la iniciativa empresarial y el comercio justo en el área del reciclaje, llevando calidad de vida a miles de familias.

La ong actualmente forma parte del Grupo Ciudad Saludable, presidido por Albina y compuesto también por la empresa social Peru Waste Innovation (PWI), de consultoría en la gestión de residuos sólidos y reciclaje de productos electrónicos, y la fundación Healthy Cities International Foundation (HCI), con sede en Nueva York, que tiene el objetivo de replicar el modelo del grupo en otros países.

“Hay aproximadamente 108.000 familias viviendo del reciclaje en Perú. Conseguimos formalizar entre el 12% y el 15% de esas personas, aumentando considerablemente su renta y mejorando sus condiciones de trabajo”, dice Albina. “Somos responsables del reciclaje de 400 toneladas de residuos al mes”.

Hombres y mujeres con uniformes de trabajo compuesto por chaqueta (o chaleco) y pantalón azul marino y una línea horizontal gris, y guantes gruesos, posan para la foto, de pie. Uno de ellos, el que viste chaleco, está detrás del grupo, apoyado sobre unos bloques de plástico para reciclar. Algunos de ellos tienen en el cuello mascarillas de respiración azules, y la mayoría sonríe. Todos tienen piel morena y pelo oscuro. El suelo es de cemento. Detrás de ellos, residuos de plástico prensados formando bloques, apilados, sobre palets de madera.

La Asociación de Recicladores de Manchay recupera mensualmente 34 toneladas de material reciclable (Difusión/Ciudad Saludable)

El éxito de Ciudad Saludable llevó a Albina a expandir el proyecto a otras ciudades de Perú y del mundo. La ong actúa en diversos países de América Latina y del Caribe, y también en Asia y en África. “Tuvimos que adaptar nuestras herramientas a cada lugar, porque la terminología y el idioma varían incluso entre los países latinoamericanos”, explica Albina, que señala la India como la experiencia más difícil. “Los recicladores en América Latina viven en la pobreza extrema, pero en la India están en la miseria absoluta. Aparte de eso, está la cuestión lingüística y religiosa”, afirma. Pero cree que, capacitando a los equipos locales y provocando cambios en las políticas públicas, ese escenario puede ser modificado.

No han sido pocos los desafíos que Albina, que hoy tiene 58 años, ha enfrentado en su trayectoria. Desde el machismo – “es mujer y, además, joven”, recuerda haber oído – hasta amenazas de muerte. “Cuando alguien propone cosas diferentes y actúa con ética en este medio, encuentra problemas, porque hay mafias de la basura. Desde familias que son sometidas por otras familias dentro de los vertederos a empresas que cobran por tonelada de basura que recogen y no quieren que el reciclaje pase a ser una prioridad”, afirma. “Estuvimos en el punto de mira de Sendero Luminoso y de compañías que pagaron a falsos líderes comunitarios para menoscabar nuestra integridad personal y profesional”, denuncia.

Una de las cuestiones prioritarias para Albina es la educación, centrada en el concepto de ciudadanía ambiental. Entre sus iniciativas figura un programa de educación ambiental que se sirve del teatro para concienciar a los habitantes de Iquitos, capital de la Amazonía peruana, para que respeten la flora y la fauna. “La idea es que los habitantes ayuden a cuidar los ríos y la selva, que aprendan a no tirar la basura en el suelo, a no cortar los árboles”, dice.

También en la Amazonía Albina pretende lanzarse a un nuevo desafío: desarrollar modelos de gestión de residuos en áreas naturales protegidas. “Queremos implementar un sistema de recogida de residuos en Belén e Iquitos empleando barcos”, cuenta. “La idea es que ese modelo pueda ser reproducido en otras áreas de la Amazonía”.

Albina Ruiz es emprendedora social Ashoka. Ashoka es una organización global presente en 84 países que lidera un movimiento en el cual todos pueden ser agentes de transformación social positiva.