Cuando fue electa concejal en 2016, Áurea Carolina, 34 años, que asumirá el cargo de diputada federal en 2019, pasó a dividir la oficina en la que trabaja en la Cámara Municipal de Belo Horizonte, con otras dos colegas. El espacio, sin paredes divisorias y con un equipo formado en su mayoría por mujeres, fue apodado Gabinetona. Son 25 mujeres, 24 personas pardas y negras, una indígena, 14 LGBTIQs, 13 jóvenes y cinco habitantes de ocupaciones urbanas.

La experiencia comenzó con una campaña que consta de 12 candidatas y candidatos para la Cámara Municipal con propuestas similares, vinculadas a luchas por el derecho de las minorías, la juventud, la justa ocupación de la ciudad y la protección del medioambiente y la cultura. En campaña electoral, el grupo transformó la tradicional forma de comunicarse: en uno de los videos, uno pedía el voto para el otro, diciendo “votó por uno, votó por todos”.

De ese grupo, dos concejales fueron electas: Áurea y Cida Falabella, ambas del PSOL. En lugar de una sala para cada una en la Cámara, ellas derribaron paredes e hicieron una oficina grande. También comparten el mismo equipo y actúan de una manera conjunta, en el momento de proponer ideas y votar. En este mandato compartido participa además la concejal Bella Gonçalves, la tercera más votada de la coalición. Ellas destinan parte del salario a financiar iniciativas sociales y culturales de la ciudad. “Nuestra llegada generó mucha extrañeza, porque representamos la venida de otros órganos”, dice Áurea. “Eso trastoca la normalidad de la casa, con la tradición que impera”.

Politóloga, socióloga y educadora, Áurea, que tiene formación en estudios de género e igualdad y actúa en los movimientos periféricos, feministas y del hip hop, dio la siguiente entrevista a Believe.Earth.

Believe.Earth (BE) – ¿Cómo fueron recibidas por sus compañeros?
Áurea Carolina (AC) – Fuimos muy criticadas en nuestro esfuerzo en discutir la agenda LGBT y, en algunos casos, hubo quienes intentaron impedir que nuestros asesores se manifestasen. Nos enfrentamos a actitudes prejuiciosas y a palabras homofóbicas. Ya con las personas en la Cámara que trabajan en seguridad, limpieza y en el área técnica, hay un reconocimiento, una identificación. Cuando llega alguna representante de un movimiento social, por ejemplo, el personal de la portería ya dice: “Ah, ¿están yendo a Gabinetona, cierto?”.

BE – ¿Estaban preparadas para esta resistencia?
AC – En cierta forma sí, porque es una constitución completamente nueva de mandato, de hacer política y hasta de dinámica de trabajo.

BE – ¿Qué quieres decir con la dinámica de trabajo?
AC – En el sentido de organizarnos internamente. Nos tomó meses conseguirlo. Trabajamos en un escenario en el que cada uno del equipo está conectado a sus causas, como la cuestión indígena o la movilidad urbana. Todo eso ubicado en lo que llamamos un mapa de luchas centradas en temas que cubren derechos humanos, cultura, derecho a la ciudad. Y planeamos nuestras acciones parlamentarias basados en escuchar a la sociedad.

BE – Pero todas las prácticas políticas están – o deberían estar – marcadas por la escucha a la sociedad. ¿Ustedes en que se diferencian?
AC – Mantenemos un diálogo permanente con los movimientos sociales y populares. Para cada lucha, contamos con asesoras que sirven como interlocutoras con la población, para escuchar y acoger las demandas. Y hacemos eso con diferentes estrategias, como estar en la calle conversando con la gente o reuniéndolas en los Laboratorios Populares de Leyes, que son encuentros periódicos realizados en Gabinetona para discutir acciones. A partir de ahí es que desarrollamos los proyectos de ley o proponemos enmiendas, siguiendo las reivindicaciones escuchadas. Con todo esto, estamos consiguiendo crear una democracia realmente participativa.

BE – Tú sueles decir que Gabinetona es la llegada feminista a los espacios de poder. ¿Qué significa eso?
AC – Significa ir mucho más allá de defender políticas en nombre de las mujeres. Es pensar todo nuestro cotidiano y cambiar nuestra conducta diaria. Nuestro poder feminista se traduce en aplicar una perspectiva de género y raza a todas las discusiones. Es usar ese lente para entender, por ejemplo, la lucha de los trabajadores ambulantes [expulsados de una zona de Belo Horizonte] o la cuestión salarial y la reforma laboral, que también están relacionadas a la raza y género. Trabajamos por lazos de convivencia, ya que tenemos [un equipo] con muchos perfiles y orígenes diferentes y representamos esa diversidad también, de mujeres, negros, indígenas, población periférica, LGBT, juventud. Es una política feminista y de afecto que entiende que estamos unidas para fortalecer estas luchas, teniendo en mente que ninguna es más importante que la otra. Es algo sobre lo cual nos ocupamos todo el tiempo, porque todavía hay una presencia, aunque residual, de una lógica machista y racista. Y tenemos que trabajar todo el tiempo para romperla. Nuestra experiencia también debe basarse en saber mediar y actuar con amabilidad al lidiar con esos desafíos.

BE – Ustedes mantienen un grupo de teatro, llamado AzDiferentonas, compuesto de cinco miembros que hacen performances con temas sociopolíticos en las calles y en lugares como la Cámara. ¿Cuál es el propósito de la iniciativa?
AC- En nuestro grupo de teatro, el arte y la política se encuentran y se vinculan y, con eso, ayudamos a movilizar a la sociedad [por medio de otro lenguaje, que no sea el formal]. Cuando usamos el teatro para discutir el genocidio de los negros, por ejemplo, estamos construyendo otros entendimientos sobre este tema.

BE – ¿Cómo ves la expansión de iniciativas políticas surgiendo en las periferias de las grandes ciudades?
AC – Veo el camino y creo que refleja todo ese desgaste e incredulidad en la política intencionalmente alimentada. Es el camino porque ya no da para más mantener los privilegios de la clase política, que suele ser de hombres, blancos, ricos. Ya no es más posible que agentes políticos y públicos tomen decisiones por su cuenta, sin conocer lo que la población afectada piensa sobre el tema. Por supuesto que es un camino difícil. Pero tenemos un poder que apenas conocemos. Y una autoestima que debe fortalecerse, ya que es una poderosa herramienta política.

Este contenido se basó en la investigación “Emergencia Política Periferias”, realizada por el Instituto Update.  Descarga aquí la investigación completa.