“Soy ese tipo de persona que busca, trae, pone y busca más”. Una sencilla definición que no abarca la trayectoria de este líder indígena, agente agroforestal y activista ambiental responsable de un proyecto de reforestación que ha plantado más de un millón de árboles y ha capacitado a miles de jóvenes. Benki Piyãko, de 43 años, ha dedicado su vida a la defensa de la tierra y la cultura de su pueblo, los Ashaninka, y a la preservación del rico ecosistema amazónico. “Cuando elaboramos el proyecto Yorenka Ãtame – Centro de Saberes da Floresta, en 2007, empezamos con 80 jóvenes”, recuerda Benki. “Hoy, hay más de 10.000 personas vinculadas a la iniciativa, juntando a indios, caucheros, y a toda la población ribereña para la reforestación y el manejo de la tierra”.

Los Ashaninka son uno de los mayores grupos indígenas de Sudamérica. Viven en la frontera entre Perú, donde está la mayoría, y Brasil. La creación del centro Yorenka Ãtame, situado en el municipio de Marechal Thaumaturgo, en Acre, fue fundamental para establecer el diálogo entre los Ashaninka en los dos países y también realizar un intercambio de saberes con otros pueblos indígenas.

«Creo en este intercambio de conocimiento con otros pueblos. En el centro pude entender las dificultades que viven por causa de la masacre que sufrieron por parte de la civilización blanca», cuenta Benki, que intenta transformar esos problemas en cosas positivas.

“A lo largo de los años, rescaté el conocimiento de muchas comunidades. En algunas había solo tres personas que supieran la lengua original y no querían hablarla más. Conseguí recuperar esa cultura y fortalecer espiritualmente a ese pueblo”.

El mismo hombre de la foto de portada, de piel morena, pelo oscuro, corto y ligeramente ondulado, lleva la misma ropa (un tejido grueso blanco con franjas verticales azul claro y gris), varios collares diferentes, pintura roja en el rostro y el gorro circular abierto por arriba en su cabeza. En la parte posterior de la apertura del gorro lleva unas plumas naranjas agrupadas, sujetas de manera vertical, por las puntas. Lleva, además, un reloj negro en la muñeca izquierda. El hombre está de pie, en el lado derecho de la foto, girado hacia el lado izquierdo, con las manos entrelazadas sobre el abdomen y expresión que muestra que está hablando. Está en una estructura de madera, frente a una gran cantidad de personas sentadas en filas de sillas. Del extremo derecho surge un brazo que sujeta en la mano dos aparatos de grabación, extendidos hacia la boca del hombre, sobre su hombro izquierdo. Al fondo, varias personas, sentadas en las sillas de plástico, en filas, miran al hombre. El espacio es de madera natural, semiabierto por el lado derecho, dejando entrar la luz del sol, que ilumina el interior.

Benki se dirige a líderes durante un congreso del pueblo Ashaninka de Brasil y de Perú, en 2015, en Pucallpa, Perú (Carolina Comandulli / Difusión)

EL LÍDER QUE FORMA A LÍDERES
Benki ejerce el papel de líder de los Ashaninka desde los 10 años, habiendo luchado por la demarcación de la tierra y contra la explotación de madereros e invasores. A los 18, dejó su aldea por primera vez para participar en Eco 92, como representante de varios pueblos indígenas. Además de denunciar la devastación de la selva, defendió el derecho de los indígenas a la tierra y criticó el sistema de funcionamiento de la Fundación Nacional del Indio (Funai), que había creado una relación de dependencia entre los indígenas y el gobierno.

Las muchas iniciativas creadas por Benki, como la asociación Ashaninka do Rio Amônia (Apiwtxa) y la Cooperativa Ayõpare, tienen como base precisamente la autonomía de su pueblo y el rescate y fortalecimiento de su cultura. Apiwtxa funciona como brazo político y social de los Ashaninka y desarrolla estrategias para recuperar áreas degradadas y proteger la biodiversidad. La Cooperativa garantiza el propio sustento del grupo, con la caza, la pesca y el cultivo de alimentos, y la independencia financiera, con la producción y venta de artesanía y, en breve, de pulpa de frutas y miel.

El desafío más grande de Benki, a pesar de todo, fue la formación de agentes agroforestales para capacitar a miembros de las comunidades en desarrollo ambiental sostenible. Promueven estrategias que pueden ser adaptadas a las necesidades ecológicas y culturales de cada comunidad y también representan los intereses del pueblo en negociaciones con el gobierno y las empresas. En este esfuerzo, Benki tuvo que enfrentar muchos prejuicios, porque la gente no aceptaba que un indígena pudiera hacer ese trabajo de articulación e incentivo a los negocios. “Hoy tenemos una agroindustria, un municipio liderado por un indígena [su hermano, Isaac Piyãko, actual alcalde de Marechal Thaumaturgo], un supermercado que cambia basura por comida”, dice.

El mismo hombre de la foto de portada, de piel morena, pelo oscuro, corto y ligeramente ondulado, lleva la misma ropa (un tejido grueso blanco que le cubre todo el cuerpo, remangado hasta los codos, con franjas verticales azul claro y gris), varios collares diferentes, pintura roja en el rostro y el gorro circular abierto por arriba en su cabeza. En la parte posterior de la apertura del gorro lleva unas plumas naranjas agrupadas, sujetas de manera vertical, por las puntas. Está sentado de frente a la cámara, en medio de otras personas, a sus dos lados, también sentadas, y mira hacia el lado derecho con los brazos apoyados sobre las rodillas y los dedos entrelazados, delante de ellas. A su derecha hay dos hombres sentados y otros de pie, en el extremo derecho, con gesto de estar hablando hacia el primer hombre. Todos tienen la piel morena y el pelo oscuro, y llevan ropas similares. En el lado izquierdo hay dos mujeres sentadas, de piel morena y pelo oscuro, liso, recogido, con vestidos largos y sueltos en tonos tierra, rojizo y marrón oscuro. Llevan varios collares diferentes y pintura roja en el rostro. Detrás de ellos, un riachuelo, cerros cubiertos de árboles y el cielo azul, con algunas nubes.

Benki al lado de otros sabios en un lugar sagrado del pueblo Ashaninka, en Perú (Carolina Comandulli / Difusión)

CONEXIÓN CON EL ALMA
Benki Piyãko también es líder espiritual de los Ashaninka. A los dos años, empezó a aprender con su abuelo las tradiciones del grupo y el poder curativo de la selva. Desde entonces, ha vivido una serie de experiencias chamánicas durante las cuales afirma haber vislumbrado todos los proyectos que crearía después. “Estoy profundamente conectado con mi mundo espiritual. Es el que me dice sí o no, si algo es bueno o malo”, cuenta. Benki declara que tiene visiones hace más de 20 años sobre su iniciativa más reciente, un centro médico que va a unir las ciencias tradicionales con los conocimientos espirituales y la medicina de la selva. “He llevado a cabo muchos emprendimientos y hoy no coordino ninguno. Quiero dedicar todo mi tiempo a este centro, que va a funcionar como un mini hospital” Según él, el proyecto, que contará con la supervisión de médicos y representantes del Ministerio de Sanidad, ya ha sido aprobado y está en desarrollo.

Benki Piyãko es emprendedor social AshokaAshoka es una organización global presente en 84 países que lidera un movimiento en el cual todos pueden ser agentes de transformación social positiva. Este contenido es promovido en alianza con Instituto Socioambiental (ISA)Greenpeace.