La periodista y consejera escolar Cinthia Rodrigues estudió en colegio público y acompañó los desafíos de su madre, profesora de la red municipal, en sus jornadas de trabajo. Por convivir tan íntimamente con la realidad vivida en el salón de clase, Cinthia siempre tuvo ganas de contribuir con un ambiente escolar más rico y transformador.

Justo después del nacimiento de sus dos hijos, que nunca estudiaron en escuela privada, inició el trabajo que hoy en día es casi una misión. Cinthia es la creadora de Quero na Escola (Quiero en la Escuela), plataforma online, que actúa de puente entre los alumnos de secundaria de la red pública que quieren aprender más y voluntarios dispuestos a enseñar.

El sitio web funciona así: el estudiante se registra y describe los conocimientos que quisiera tener, fuera del currículo escolar obligatorio. Con la demanda registrada, el equipo de Quero na Escola chequea si ya existe un experto en ese tema registrado o mueve la red para encontrar a alguien. «Me di cuenta de que mucha gente quiere ayudar a mejorar la educación en el país y no sabe cómo», dice la consejera escolar. Hoy, el portal tiene más voluntarios que pedidos de estudiantes registrados.

 RED DE APOYO
En tres años de existencia, el proyecto ha permitido la realización de más de 100 clases, charlas y talleres sobre temas tan diversos como música, feminismo, educación ambiental, racismo, movimiento LGBT, depresión, startups, islamismo y orientación profesional.

Una mujer joven, de tez blanca, pelo rizado y gafas está en salón de clases. De pie parece explicar algunos temas a los alumnos, que están sentados mirándola. En el fondo, una pizarra con varias notas escritas.

La voluntaria Paola Bernardi fue hasta la escuela estatal Prof. Ederlindo Lannes Bernardes, en Uberlândia (estado de Minas Gerais), para conversar con los alumnos sobre técnicas para «aprender a aprender” (Difusión/Quero na Escola)

En agosto de 2015, cuando se lanzó la plataforma, hubo ocho charlas y talleres para 415 personas -muchas de las cuales fueron acompañadas por varias clases al mismo tiempo. En 2016, fueron 46 clases a más de 3000 participantes. Hasta octubre de 2017, 70 acciones llevaron conocimiento a 5000 miembros de la comunidad escolar. Actualmente hay 427 pedidos de escuelas en 213 municipios y 517 propuestas de voluntarios, haciendo que el sitio web alcance 23 estados.

El proyecto solo va a la escuela si la institución lo pide -y este es uno de los principales diferenciales de la iniciativa, dice el cientista social Daniel Cara, coordinador de la Campaña Nacional por el Derecho a la Educación. «Creo que es importante que la sociedad participe, y es clave que no sea de arriba hacia abajo», afirma. «Muchas acciones de voluntariado llevan temas a las salas de clase que los alumnos o los administradores no quieren, lo que hace que la acción sea rechazada por ellos». La resistencia de las escuelas era, en realidad, un reto al principio del proyecto. Directores y coordinadores creían que las clases podrían sobrecargar el programa de asignaturas. Ahora que Quero na Escola es más conocido, este obstáculo es raro.

Un grupo de siete niños, con más o menos 8 años, forman dos filas, uno frente al otro. Hay una cuerda en el suelo que los separa. Y uno de ellos, donde aparece borrosa la imagen, está saltando sobre esta cuerda.

A pedido de una profesora, voluntarias fueron hasta la escuela municipal Arthur Etzel, en la zona norte de São Paulo, para hacer actividades físicas divertidas con los niños (Difusión/Quero na Escola)

No son solo los adolescentes los que pueden registrar solicitudes de clases. Con Especial Professor, Quero na Escola atiende, una vez al año, las demandas hechas por los profesores. «El mejor de los mundos es cuando el profesor pide algo para complementar un plan que continuará en la clase», dice Cinthia. Si el taller no está conectado a una idea que tendrá continuidad, se pierde: los alumnos reciben ese conocimiento y, al día siguiente, regresan al plan de estudios regular.

IMPACTO EMOCIONAL
El proyecto ha traído otros beneficios además de conocimiento. Uno de ellos está conectado a la autoestima y la autoconfianza de los estudiantes que piden las clases. Cuando los administradores de la escuela estatal Anecondes Alves Ferreira, en Diadema (estado de São Paulo), recibieron la llamada de Quero na Escola para ver la viabilidad de llevar a cabo un taller solicitado por un alumno, el autor del pedido, Anderson da Silva Vieira, de 3° año de secundaria, pronto estaba recibiendo felicitaciones por la iniciativa. Después de la charla, sobre la reducción de la edad mínima de imputabilidad, profesores y compañeros de Anderson hicieron  lo mismo. «Hasta ese día, yo era tímido y retraído», cuenta el estudiante. «Después hice nuevos amigos, me llamaron para participar de un encuentro sobre profesiones en el colegio y aprendí a superar mi introversión, exponer mis ideas y creer en mi fuerza».

La foto muestra a Cinthia Rodrigues, mujer de tez blanca, pelo lacio castaño oscuro a la altura de los hombros, vistiendo una camisa violeta y un collar de madera. Está apoyada con el codo en un murito y en el fondo, vemos el patio de la escuela, fuera de foco. Ella está mirando a la cámara, con una leve sonrisa.

Cinthia y la delicada realidad en el colegio: depresión, suicidio y automutilación son temas de charlas que comenzaron a ser más pedidos por lo alumnos (F. Pepe Guimarães/Believe.Earth)

Temas tales como el elegido por Anderson sorprendieron al equipo del portal, que esperaba ver entre los más solicitados talleres de arte, música, fotografía, escritura creativa. En los últimos seis meses, temas delicados, como depresión, automutilación y suicidio, vienen despertando aún más atención -y preocupación. «Ya moderamos algunas clases sobre eso, pero sabemos que solamente iniciativas como Quero na Escola no van a resolver problemas de este tamaño», afirma Cinthia.

Puede sonar contradictorio, pero la consejera que ha dado a luz una red de apoyo para escuelas públicas espera, que un día, el proyecto ya no sea necesario. En el sueño de Cinthia, compartido por muchos otros voluntarios, las escuelas sabrán que basta que se vuelva público el deseo de conocimiento para que surja un grupo de colaboradores dispuestos a trabajar por la misma causa.

Una mujer morena, estatura baja, lleva una camisa colorida, está sonriendo y apuntando a sí misma. Otra mujer, blanca, más alto, sonriendo y apuntando a ella. En el fondo, una pizarra blanca con nombres de personas que parecen formar tres grupos.

La profesora Vanya Ferreira (a la izquierda) y la alumna Brenda Maia interactúan en dinámicas para estimular el protagonismo juvenil en la Escuela Municipal Israel Pinheiro, en Belo Horizonte (Difusión/Quero na Escola)