Antes de ser famoso por el gran número de residentes que utilizan la bicicleta como medio de transporte, países como Dinamarca y Holanda reunieron condiciones favorables para las personas que quieren pedalear. Construyeron ciclovías y estacionamientos para bicicletas, hicieron una señalización vial más inclusiva. En la capital de Inglaterra, la creación de una vía expresa protegida para bicicletas que cruza el centro, hizo que el número de ciclistas aumentara un 54% en ese trayecto.

Hoy en día, en Londres, unos 670.000 desplazamientos se hacen en bicicleta todos los días, un aumento del 61% respecto a 2005. «Hay una demanda de este medio de transporte en zonas sin mucha infraestructura», explica un portavoz de Transport for London, la empresa encargada de todo el transporte de la ciudad. «Nuestros estudios muestran que, cuando se construyen ciclovías, el número de ciclistas aumenta».

En primer plano, y en el lado izquierdo de la foto, un semáforo con iconos en forma de bicicleta tiene la luz verde iluminada. Al fondo, un ciclista pedalea en una ciclovía hacia el fondo de la foto. En el lado derecho de la imagen se ve la calle con carros, con un cierto tráfico, y más a la derecha, una hilera de árboles altos.

La ciclovía expresa que atraviesa el centro de Londres de este a oeste, pasando por el margen del Río Támesis (Difusión/TFL – Transport For London)

CON INCENTIVOS, EL GRUPO CRECE
La infraestructura social es tan importante como la física para estimular el ciclismo y desalentar el uso de los autos. Incentivos fiscales como el «Cycle to Work» en Londres, permite que las personas que quieran ir a trabajar en bici compren equipos con descuentos y condiciones de pago amigables. También es posible reducir las áreas disponibles para el estacionamiento y crear tarifas para aquellos que conducen en algunas zonas de la ciudad, como Congestion Charge, un «peaje» para utilizar el coche en el centro de la capital inglesa durante la semana.

Otros ejemplos que funcionan son los sistemas de bicicletas comunitarias y eventos de concientización. En Bogotá, Colombia, el proyecto «Ciclovía» cierra los domingos las calles para los coches. Es una manera de aumentar la aceptación de la población a las bicis, que se convierten en parte del paisaje urbano. «Cuando el nivel de embotellamiento se vuelve insoportable, la gente poco a poco va aceptando la necesidad de utilizar otras formas de locomoción», dijo Thiago Benicchio, gerente de transportes activos en el Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo de Brasil (ITDP). Según afirma, el brasilero todavía tiene gran resistencia al proceso de redistribución de los espacios hasta ahora diseñados exclusivamente para los coches. » Para que el uso de bicicletas aumente, es necesario que haya una red de ciclovías en la ciudad, preferiblemente con la posibilidad de integración con otros medios de transporte, tales como estacionamientos de bicicletas en terminales de autobuses».

La imagen muestra una calle llena de ciclistas, a la luz del día, todos parados delante de un semáforo, y de frente a la cámara.

Ciclistas en Copenhague parados en el semáforo en rojo. Los residentes de la capital dinamarquesa pedalean, en promedio, 3 kilómetros por día (Heb/Wikimedia Commons)

Cambiando la manera de pensar la ciudad fue que los países alcanzaron soluciones eficientes. En Dinamarca, el 18% de los desplazamientos urbanos se realizan sobre dos ruedas, según Cycling Embassy. En Holanda, es un 27% – sólo en la capital, Amsterdam, hay cuatro veces más bicicletas que automóviles, según una encuesta realizada por los científicos que formaron parte del proyecto Drawdown: The Most Comprehensive Plan Ever Proposed to Reverse Global Warming (Drawdown: el plan más completo jamás propuesto para revertir el cambio climático, en traducción libre), organizado y publicado en libro por el ecologista Paul Hawken.

En los países desarrollados, los jóvenes están mucho menos interesados en conducir que las generaciones anteriores. En Estados Unidos, el 27% de los adolescentes de 16 años sacan la licencia de conducir, en comparación con el 46% en 1983.

En el extremo superior izquierdo, el título “El impacto de la reducción de autos”, en mayúsculas, y el subtítulo “Cuantas más bicicletas, menos contaminación y menos gastos para los gobiernos”, escrito en negro sobre fondo blanco. En el centro hay una ilustración cortada al medio, representando dos modelos de ciudad: a la izquierda, una ciclovía llena de bicicletas al lado de una calle con dos carros, y casas bajas, de colores. A la derecha, una ciclovía con dos bicicletas solamente al lado de una calle llena de coches, y edificios altos, grises. Debajo del lado coloreado del gráfico, está escrito “El 5,5% de los desplazamientos urbanos se realizan en bicicleta. Aumentar el número a 7,5% hasta 2050 significa 3,5 trillones menos de kilómetros recorridos en carro y 2,3 gigatoneladas menos de emisiones de CO2”. Y “Al construir infraestructura para bicicleta gobiernos municipales pueden ahorrar 400.000 millones de dólares en 30 años”. En el extremo inferior izquierdo, en letra negra pequeña, los créditos: Arte: Bruno Gomes de Andrade/Believe.Earth; Fuente: Libro Drawdown: The Most Comprehensive Plan Ever Proposed to Reverse Global Warming. Paul Hawken, Penguin Books (2017).

 

Para cualquiera que tenga interés en el ciclismo, pero no sabe por dónde empezar, lo ideal es usar la bicicleta el fin de semana para evaluar las distancias, haciendo viajes rutinarios como el camino hasta el trabajo. «El tráfico lento y los atascos cambian nuestra percepción y encontramos que algunos lugares están más lejos de lo que realmente están», dice Thiago Benicchio, ITDP. También sugiere buscar grupos locales de ciclistas. «No tienes que utilizar la bicicleta para todo. El ideal de movilidad urbana del siglo XXI es tener opciones y elegir el mejor para cada situación».