Un día como cualquier otro, los alumnos de tercer curso de secundaria del Colegio Diputado Luis Eduardo Magalhães, en Alagoinhas (una ciudad del noreste de Brasil), recibieron por whatsapp una foto que les afectó profundamente. Un compañero de clase había sido asesinado. Fue el detonante para que Adrielle Bispo dos Santos, 18, Carlos Henrique Carvalho, 19, e Islaine Medeiros Souza, 17, decidieran hacer algo. “Hay muchos jóvenes en la escuela a los que les podría pasar lo mismo. ¿Por qué no les mostramos un camino diferente?”, cuenta Islaine.

Durante la Semana del Estudiante, los amigos empezaron un estudio de campo en la escuela para entender mejor la realidad de los compañeros. “Observamos mucha vulnerabilidad en los jóvenes e iniciamos una discusión con alumnos y profesores”, recuerda Carlos. “Algunos dijeron que no tenían ninguna calidad de vida, la mayoría tenía baja autoestima”, añade Adrielle.

Para involucrar más a los estudiantes y contribuir a la solución de los problemas identificados, el grupo llegó a la conclusión de que debería actuar no sólo para y con las personas de la escuela, sino también con los familiares y la comunidad.

“Además de la cuestión del tráfico y la violencia, muchos alumnos no tienen estructura familiar. Nos dimos cuenta de cómo el tema de la familia interfiere directamente en el aprendizaje y la autoestima”, explica Islaine.

Surgió así la idea de abrir las puertas del colegio a la comunidad, no sólo en reuniones escolares, sino también en talleres de música, artesanía y orientación profesional. El comienzo no fue fácil, hubo resistencia de los padres, pero, poco a poco, las familias empezaron a implicarse.

“Creo que la participación de los padres fue una de las principales conquistas del proyecto. Hicimos una charla un domingo sobre la importancia de la convivencia familiar en la formación humana integral y contamos con la presencia de unas 60 personas, entre alumnos, padres y gente de la comunidad. Fue un gran avance”, celebra Adrielle.

El proyecto Da Escola para o Mundo (De la Escuela al Mundo), que se realiza desde febrero de 2017, obtuvo, incluso, el apoyo de la Secretaría Municipal de Asistencia Social (SEMAS), que pone a disposición psicólogos, trabajadores sociales y facilitadores de talleres. Algunos profesores han ayudado a los estudiantes en la atención a aquellos alumnos que presentan más dificultades de aprendizaje. Además, el grupo ha realizado la divulgación de estas acciones visitando escuelas cercanas, compartiéndolas en redes sociales, en la radio local, en el periódico online de la ciudad, en la Cámara Legislativa Municipal, y en pancartas y carteles situados en puntos estratégicos del barrio.

La foto muestra a un grupo de adolescentes conversando en un aula. los jóvenes están sentados en sillas y pupitres, y al fondo, de izquierda a derecha, hay una televisión, y una pizarra, con un panel blanco encima.

Charla entre alumnos del Colegio Diputado Luis Eduardo Magalhães (Difusión/Criativos da Escola)

DEL DESINTERÉS A LA TRANSFORMACIÓN
Según Islaine, hubo un número considerable de inscritos en todas las actividades del proyecto, pero la que le llamó más la atención fue el taller de violín. “La mayoría de los participantes es de ese tipo de personas a las que no les gusta la escuela, que no quieren estudiar. Y están ahí con nosotros, los fines de semana, en la escuela, dando clase de violín. ¡Es una gran conquista!”, celebra.

La estudiante recuerda que los compañeros se ofrecieron a ayudar en las actividades con niños del área rural de la ciudad, y que además propusieron otras iniciativas, como talleres de rap y batallas de rima.

“Uno de los aspectos más importantes de este proyecto fue el aumento de la autoafirmación de los alumnos y el descubrimiento de su potencial y talento”, confirma Maria de Lourdes Ramos, la profesora que orientó al grupo en esta tarea. “Veo lo mucho que el proyecto y el premio de Creativos de la Escuela han influido en el hecho de que muchos jóvenes tengan nuevas aspiraciones, tanto en la vida académica como en la profesional”, destaca la educadora.

El grupo está pensando ahora en llevar el proyecto más allá de la escuela, del barrio y de la ciudad de Alagoinhas. “Queremos expandir esta acción allá donde sea posible. Desde el momento en el que entré en este proyecto, me di cuenta de que hay múltiples caminos a seguir”, dice Adrielle.

Carlos e Islaine, como Adrielle, terminaron la secundaria en 2017, pero seguirán formando parte del proyecto como voluntarios. “Queremos ofrecer una nueva perspectiva. Queremos ver a los alumnos motivados, más felices, demostrando que son capaces y tienen talento”, dice Islaine. Un gran cambio que, por lo que parece, no ha hecho más que empezar.

 

El proyecto Da escola para o Mundo ha sido premiado en el Desafío Creativos de la Escuela 2017. Criativos da Escola, un programa de Alana, anima a niños y jóvenes a que transformen sus realidades, siendo protagonistas de sus propias historias de cambio. La iniciativa forma parte de Design for Change, un movimiento global que surgió en la India y está presente en 65 países, inspirando a más de 2.200 millones de niños y jóvenes en todo el mundo.