Tras escuchar un reportaje en una radio local, un grupo de jóvenes estudiantes de la Escuela Básica Municipal Victória Cerutti Petters, en Apiúna, en la zona sur de Brasil, decidió remangarse y resolver un problema que afectaba a todo el municipio. En ese reportaje, el Secretario Municipal de Salud hablaba sobre el problema de las faltas de pacientes a las citas para la realización de análisis en los centros de salud y, consecuentemente, del desperdicio del servicio y de los recursos del área.

“Mi abuela, por ejemplo, fue a hacerse una prueba a Pomerode, una ciudad vecina, y en el autobús, que debería estar lleno, solo había cinco personas. O sea, quien tenía cita para hacer análisis había faltado y quien estaba en lista de espera seguía aguardando”, recuerda Joseane Voss, de 15 años, una de las jóvenes que creó el proyecto “Educación a favor de la salud”.

El punto de partida del proyecto fue investigar la cantidad de análisis ofrecidos por la Secretaría y el número de personas que faltaban. Según los datos de la Secretaría Municipal de Salud, el 12% de los análisis eran cancelados debido a que los pacientes no se presentaban.

Para cambiar esta situación, los diez integrantes de la iniciativa decidieron visitar los lugares en los que el número de ausencias era mayor – tanto los consultorios del centro de la ciudad como los de la zona rural. “Nos preocupaba cómo seríamos recibidos. Pensamos cómo íbamos a abordar a la gente de la comunidad, cómo íbamos a hacer para informarles. Pero ya en la primera visita nos dimos cuenta de que el miedo era infundado, porque fuimos muy bien recibidos y contamos con el apoyo de todos”, recuerda Joseane. “Cuando entrábamos en el consultorio, la gente que estaba allí se quedaba asombrada al ver que éramos adolescentes y estábamos concienciando a la comunidad”, dice orgullosa la alumna Brenda Larissa Formagi, de 15 años.

Los estudiantes destacaron que el simple hecho de avisar sobre la imposibilidad de ir al centro de salud ya mejoraba la situación de la gente en lista de espera. “Hicimos panfletos y adhesivos para distribuirlos en los centros de salud y fomentar la concienciación”, cuenta João Paulo Bernardi, que tiene 14 años.

Los adolescentes también hicieron presentaciones en la Asamblea Municipal, solicitando el apoyo de los parlamentarios para resolver el problema, además de invertir en una divulgación estratégica entre grupos de la tercera edad y representantes de la Secretaría Municipal de Educación y Cultura.

CERO FALTAS
Una de las estrategias del grupo fue contar con la ayuda de los medios de comunicación de la ciudad. “Divulgamos la información en una radio comunitaria, en los periódicos locales y en las redes sociales”, cuenta João. Los alumnos implicados también hicieron una campaña de llamadas a pacientes, con el objetivo de recordar las citas. “Vinieron dos autobuses para llevar a los pacientes y nadie faltó. Fue muy importante saber que estamos ayudando a mejorar el sistema de salud del municipio, y a la población también. Recibir el agradecimiento de la gente es muy gratificante, demuestra que el trabajo merece la pena”, celebra Brenda.

Para Marcela Cristina Voigt, la profesora que orientó a los jóvenes en el proyecto, el aspecto más importante fue el resultado sorprendente en la reducción de la lista de espera para consultas y análisis. “Durante los meses de realización del proyecto, no hubo ninguna falta. Lo más impresionante fue ver cómo los alumnos se comportaban al hablar con la gente y explicarle la importante de la comunicación entre el centro de salud y los pacientes. Los alumnos se sentían importantes puesto que tenían voz en la comunidad”, celebra la educadora.

El proyecto A Educação a Favor da Saúde ha sido premiado en el Desafío Creativos de la Escuela 2017. Criativos da Escola, un programa de Alana, anima a niños y jóvenes a que transformen sus realidades, siendo protagonistas de sus propias historias de cambio. La iniciativa forma parte de Design for Change, un movimiento global que surgió en la India y está presente en 65 países, inspirando a más de 2.200 millones de niños y jóvenes en todo el mundo.