Los datos de la violencia en Brasil muestran distintas realidades. La tasa de homicidios de personas negras aumentó un 23,1% entre 2006 y 2016, y la de personas no negras cayó un 6,8%. Estos dos Brasil relevados por el Atlas da Violência 2018, producido por el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea) y el Fórum Brasileiro de Segurança Pública, traen un recorte de la desigualdad racial y social existente en el país. De cada cien víctimas de violencia mortal, 71 son negras.

En los años siguientes a la creación de la denominada Ley de Drogas en 2006, lo que se vio fue un crecimiento de la violencia. Y la población carcelaria casi se duplicó en tamaño, pasando de 401.200, en 2006, a 726.700 personas, en 2016. Este número sigue creciendo un 4% por año, según el Relevamiento Nacional de Información Penitenciaria (Infopen), del Ministerio de justicia. Más de la mitad de la población encarcelada está formada por jóvenes de 18 a 29 años y el 64% son personas negras.

“La guerra contra las drogas es la principal herramienta para el mantenimiento del racismo y la desigualdad en nuestra sociedad”, dice Raull Santiago, 29 años, activista de derechos humanos y comunicador independiente. Residente del Complexo do Alemão, comunidad de Río de Janeiro compuesta por 15 favelas y casi 70.000 habitantes, vive la realidad de la acción policial en la lucha contra el tráfico. “La población que no tiene nada que ver con las drogas queda expuesta a tiroteos, tiene sus casas allanadas. Las escuelas se cierran”, afirma. “Se practican atrocidades y violaciones a derechos en nombre de esa guerra.”

Dispuestos a entrar en el debate sobre una política de drogas que deconstruya esta realidad, Raull y otros residentes de distintas comunidades de Río de Janeiro se reunieron, en 2016, por iniciativa de investigadores del Centro de Estudios de Seguridad y Ciudadanía (CESeC).

Fueron tres días de conferencias y ruedas de conversación en el CESeC y en la favela da Maré. Al final, los jóvenes decidieron organizarse en un colectivo, con la propuesta de llevar la discusión a las comunidades donde viven y a la sociedad. Surgía, allí, Movimentos.

Cerca de 20 personas están sentadas en sillas, dispuestas en una rueda. Hay hombres y mujeres de diferentes edades, viendo a un hombre negro de camiseta blanca y pantalones jeans que habla por el micrófono. En el centro del círculo hay carteles y objetos dejados en el piso. También hay carteles colgados en la pared de la tienda que alberga la rueda. En el techo, cuelgan los objetos.

Representantes de Movimentos durante el 12 º Congreso Brasilero de Salud Colectiva, en julio (Difusión/Movimentos)

Durante un año, el grupo solicitó información sobre política de drogas junto a líderes comunitarios y escuchó a expertos de Brasil y otros países, en reuniones apoyadas por Julita Lemgruber, Coordinadora de CESeC y Ana Clara Telles y Arouca de Luna, investigadores de la institución.

En 2017, fue lanzado el cuaderno Movimentos, con datos actuales e históricos sobre drogas. “Se declaró la guerra a las sustancias, pero no se tiene información pública accesible sobre lo que son, dónde están, de dónde vienen y cómo se producen”, dice Raull.

Con este material en mano, los jóvenes fueron a decenas de eventos para exponer la realidad en la que viven los líderes de organizaciones no gubernamentales, investigadores y profesionales que trabajan en áreas como la de defensa de los derechos humanos.

Título: Periferias en red Linha fina: Cómo Movimentos se multiplicó por Brasil Quadro 1 Raull: Discutir la actual política de drogas en las favelas es discutir la falta de educación, salud y seguridad aquí. ¡Es hablar de política! Es lo que hacemos en Movimentos, un colectivo formado por jóvenes de varias periferias de Brasil. Quadro 2 (2017) Raull (na reunião do Movimentos): Tenemos que llevar Movimentos a otros estados además de Río. Integrante: ¡Vamos a hacer un evento con jóvenes de todo el país! Otro miembro: ¡Buena! Vamos a llamar a profesores, activistas, expertos... Quadro 3 Raull (narración): ¡Funcionó! En 2017, reunimos en Río de Janeiro, a 25 jóvenes de diferentes partes de Brasil. El evento contó con talleres, debates, visitas a las favelas y muchas otras actividades. Integrante 1 - ¿Qué les parece? Integrante 2 - En el nordeste hay poca información…. Integrante 3 - En el sudeste también… Integrante 4 - Sí… Quadro 4 Raull: En tres días, construimos una red nacional de periferias. Hoy, queremos mostrar que no se puede discutir políticas públicas y nuestros derechos como ciudadanos sin la presencia de las personas que viven en las favelas.

El equipo de Movimentos también hace reuniones, en colaboración con Rede da Maré, para hablar de reducción de daños en personas que hacen un uso problemático de las drogas, además de charlas en las comunidades y, la acción más reciente, Movimente-se (Muévase), encuentro que formó a 25 líderes comunitarios de diferentes regiones de Brasil.

Entre ellos se encuentra Ícaro Jorge da Silva Santana, de 21 años, estudiante de la Universidad Federal de Bahía. Residente de la periferia de Salvador, Ícaro es uno de los fundadores del colectivo Ocupa Pret@, que organiza la juventud negra de la zona metropolitana de la ciudad para la construcción de políticas en las áreas de educación, arte y cultura.

Como parte de este trabajo, Ocupa Pret@ creó en 2016, un curso que prepara a los jóvenes de la comunidad para el Examen Nacional de Enseñanza Secundaria (Enem) y el examen de admisión universitaria, centrándose en la escritura. La iniciativa funciona con el apoyo de instituciones sociales e iglesias.

Doce jóvenes posan para la foto con una sonrisa. El grupo lleva una camiseta y pantalones vaqueros. Se disponen en dos filas, adelante hay dos personas agachadas y detrás el resto del grupo. Se encuentran en una sala, donde hay una pequeña mesa blanca y algunas sillas azules. La pared se divide, la mitad superior pintada con pintura verde y la mitad inferior con azulejos blancos. También hay una pizarra blanca con marco marrón..

Clase de Ocupa Pret@ sobre encarcelamiento de la juventud negra, en agosto, en la escuela Edson Souza Carneiro, en Salvador (Difusión/Ocup@ Preto)

Quien también se unió a Movimentos fue la estudiante de periodismo Thaynara Santos, 22 años. Residente de la periferia carioca, ella trabaja en Data Labe, laboratorio de datos independiente situado en la favela da Maré y actúa como coordinadora de comunicación de Movimentos. “Somos residentes de la periferia hablando con personas que viven en la periferia y en la favela”, dice. “La empatía es muy fuerte – y la capacidad de cambio también”.

Este contenido se basó en la investigación “Emergencia Política Periferias”, realizada por el Instituto Update. Descarga aquí la investigación completa.