Cierra los ojos y observa lo que viene a tu mente cuando piensas en la palabra “política”. ¿Traje, corbata, votación en plenarios pomposos, un séquito de asesores, intercambio de acusaciones? Ahora, abre los ojos y conoce iniciativas que muestran que hacer política ya no es sinónimo de Brasilia — la innovación late en las periferias del país.
Es en las áreas periféricas que se comprende al Brasil. Allí vive la desigualdad social, se sufre con un Estado ausente que no brinda salud, educación, saneamiento, cultura. Es allí donde los residentes, para hacer cumplir la Constitución, deben llenar con proyectos esa laguna intencional del gobierno. Son verdaderos laboratorios de soluciones a problemas socioeconómicos del país.
Los llamados Laboratorios de Derechos Constitucionales (ver infografía abajo) identificados en el estudio “Emergencia Política – Periferias”, realizado por el Instituto Update, son espacios de investigación, experimentación y práctica continua, además de ser herramientas de presión política.
El estudio mapeó 400 iniciativas y su impacto en la nueva forma de hacer e imaginar políticas. “La investigación dejó claro que el futuro tiene que ser construido junto a la periferia, guiado por ella”, dijo Jessica Chao, investigadora de Update. “Si ella no está incluida en los espacios de decisiones, la sociedad no camina”.
El equipo de investigación, formado por residentes de la periferia, entrevistó a 130 líderes en cinco ciudades capitales y concluyó que cada ciudad tiene un movimiento político propio.
Pero un característica presente en todos ellos es la de basarse en la reducción de las desigualdades, la diversidad de raza y género, en la tolerancia.
“A las favelas no llega la salud, saneamiento, cultura. No llega educación de calidad. La única política pública que los gobernantes mandan es la operación policial”, dice Raull Santiago, residente del Complexo do Alemão, en Río de Janeiro, y comunicador del Colectivo Papo Reto, una de las iniciativas estudiadas por el Instituto Update.
DEL LADO DE ALLÁ
El grupo utiliza comunicación independiente, con sitios web y redes sociales como herramientas para buscar y asegurar los derechos de los residentes del Complexo do Alemão y Penha, también en Río de Janeiro. Según Raull, es una forma de disentir de la narrativa de los medios tradicionales y mostrar los aspectos positivos y la potencia de la favela. “Queremos dar visibilidad e informar a partir de la mirada de quien vive aquella realidad”, dice. “Pero uno de nuestros objetivos es denunciar los problemas, especialmente las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado, como la violencia policial”. Las acciones del colectivo han sido útiles, por ejemplo, para separar a un miembro de la fuerza policial que había sido captado en video cometiendo abusos.
La herramienta de organización política de Papo Reto es la retroalimentación, ya que el grupo releva información en las calles, moviliza a la población, presiona al gobierno y monitorea las necesidades de las comunidades para que la situación, de hecho, cambie.

Miembros del colectivo Papo Reto y periodistas de Al Jazeera, produciendo reportajes en conjunto (Reproducción/Facebook)
RED DE APOYO
Actuar conjuntamente para desarrollar soluciones es una máxima dentro de los movimientos de la nueva política. “Los colectivos de prensa libre, por ejemplo, pueden rápidamente activar una red de colaboradores dentro o fuera de las comunidades”, afirma Jessica Cerqueira dos Santos, de Update.
Hamilton cuenta que la base de Saladorama está en la colaboración, sea con las prefecturas de la ciudad, sea con los residentes. Raull, de Papo Reto, cuenta que el proyecto ha establecido un puente con grandes ONG, como Amnistía Internacional y Justicia Global. Para ellos, formar una red es tejer el camino que conduce a la periferia a ocupar su lugar de poder.
Publicado el 29/08/2018