«Quería hacer facultad de veterinaria, ir a la gran ciudad y ganar dinero. Pero entrar en este proyecto hizo que me diera cuenta de que la riqueza está aquí mismo, en mi patio, al pie del cajú, al pie del barú, en la embaúba (Cecropia)”.

La frase es de la estudiante Milene Alves, de 19 años, que estudia Ciencias Biológicas en su propia ciudad, Nova Xavantina (Mato Grosso), de 20.000 habitantes. Y el proyecto citado por ella es Rede de Sementes do Xingu (Red de Semillas del Xingu), una iniciativa que reúne a los pueblos indígenas, colonos, ribereños y agricultores para recoger las semillas del bosque nativo de la Cuenca del Río Xingu (en Pará y Mato Grosso), comercializadas a través de internet y usadas también para reforestar áreas devastadas.

“Todo comenzó con mi madre», dice Milene. «Después del trabajo, ella y yo íbamos en bicicleta a recoger semillas. Eran pocas, pero el trabajo fue creciendo y mejoramos nuestras técnicas. Un día ella decidió dejar de ser doméstica para dedicarse sólo a este proyecto – y yo me uní». El padre, que era un pescador, siguió el rumbo de las dos. El cambio hizo que aumentara la cantidad disponible de dinero del grupo familiar.En los cinco años en los que la estudiante está en el proyecto Rede (Red), siendo tres como coordinadora del lugar donde se almacenan las recolecciones, ya les dio para construir la casa donde viven y hasta comprar un coche.

MUJERES PROTAGONISTAS
Las mujeres juegan un papel clave en todo el proyecto, desde el principio, hace 10 años. Según Rodrigo Junqueira, uno de los creadores de Rede  y coordinador del programa Xingu do ISA (Instituto Socioambiental), una de las razones para el protagonismo femenino es la cultura local.

«Tenemos que tomar en cuenta que la tradición de cuidar las semillas entre los indígenas es de las mujeres. Pero eso es sólo parte de la explicación».

La otra parte es que cada uno puede trabajar según sus posibilidades y tiempo disponible. Y la flexibilidad es valorada por las mujeres. Lo más importante, en la opinión de Rodrigo, es que el ingreso obtenido por ellas en el proyecto ayudó a restablecer la igualdad de poder entre hombres y mujeres en algunas comunidades.

Dos mujeres indígenas conversan. En el lado izquierdo de la foto está una de ellas, de perfil, señalando un objeto que la otra tiene en sus manos, quien lo observa, de frente a la cámara. La mujer de la izquierda lleva gafas de montura negra y tiene el pelo liso y oscuro, cortado por el borde izquierdo y superior de la foto. La mujer de la derecha tiene el pelo liso y oscuro también, largo, con flequillo que le cubre la frente. Lleva una gargantilla blanca y una pintura roja que atraviesa horizontalmente el rostro, en el área de los párpados, cejas y parte inferior de la frente. Bajo sus ojos, hay un dibujo de semi-rombo con un punto en el centro, y las puntas hacia la nariz, en cada mejilla. Sujeta una pequeña botella de plástico transparente, llena de tierra y semillas, con tapón blanco.

Indígenas recolectores Yarang analizan semillas: asociación entre los diferentes es vista como uno de los puntos fuertes del proyecto (Claudio Tavares / ISA)

SALVANDO LAS SEMILLAS
El trabajo en Rede le abrió otros frentes a Milene. Recibió una beca de iniciación científica en la universidad para investigar un problema que ya estaba inquietando al grupo: las semillas de embaúba (Cecropia) no germinaban. Después de un año de investigación y con la ayuda de su tutora, la estudiante descubrió que la recolección se hacía demasiado pronto. Por eso, la falta de desarrollo de la planta.

Los resultados de este análisis fueron presentados por Milene en una reunión con decenas de recolectores. «Llevar ese conocimiento al proyecto y compartirlo con tanta gente me emocionó y me sentí realizada», dice Milene, que fue buscada por los estudiantes y profesores de otros cursos interesados en conocer más acerca de los árboles y la plantación.

En primer plano, la mano derecha de una persona de piel blanca muestra en su palma semillas redondas de color marrón. El fondo es azul, desenfocado, con algunas áreas más claras, a la izquierda, y otras más oscuras.

La amescla (protium heptaphyllum) es una de las docenas de semillas recolectadas por Rede, que creó una plataforma para facilitar la venta por internet (Claudio Tavares / ISA)

UNIENDO DIFERENTES
Buscar una comprensión mutua es una de las acciones más practicadas en el proyecto Rede de Sementes do Xingu. Los indios recogen la semilla de carbonero tomando una a una, “que da un promedio de 200 gramos por día», dice Milene. Para ellos, que quieren calidad y no cantidad, funciona. Quien necesita volumen, utiliza la cortadora de pasto y puede juntar tres kilos por día. Nadie intenta hacer valer el propio método sobre el otro, porque los propósitos son diferentes. «Los indios, por ejemplo, no quieren enriquecerse con las semillas, quieren reforestar», dice la estudiante.

Rede ayuda a hilvanar estas relaciones. «Este aprendizaje mutuo resulta en más eficacia y calidad y hace todavía más sostenible la iniciativa, porque respeta las técnicas de cada pueblo», dice Rodrigo. Ahora el desafío es unir el conocimiento ancestral con las alternativas para afrontar el impacto del cambio climático en la producción y el manejo de las semillas.

LA JUVENTUD Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

En el lado izquierdo de la foto hay un hombre sentado, de perfil, girado para la izquierda. Tiene piel blanca y pelo castaño, liso y corto, y lleva una gorra y una camiseta de manga larga, ambas azul marino. En el centro y de frente a la cámara, una chica de piel negra y pelo rizado corto, sujetos con una cinta verde claro, lanza semillas hacia afuera, con sus brazos levantados, abiertos, y flexionados. Lleva camiseta azul marino con un logo redondo en el centro, blanco, con letras en azul oscuro que dicen: Jóvenes de la red de semillas del Xingú, y pequeños iconos de colores. Mira por encima de la estructura amarilla de metal sobre la que están, como si fuera la parte trasera descubierta de un camión, y lanza las semillas hacia afuera. Al fondo, un pasto verde oscuro, y más al fondo árboles desenfocados cubriendo un cielo nublado.

Participación de Rede en proyecto de Rock in Rio impulsó la demanda de semillas en la región donde Milene trabaja (Rogério Assis / ISA)

El comportamiento de las plantas está cambiando, según los recolectores. La temporada de floración de algunas especies ha sido alterada por la influencia del clima. Es momento de repensar los procesos – y los jóvenes están ganando cada vez más importancia en Rede porque ayudan a pensar en el futuro. «Vemos en ellos un gran deseo de protagonizar cambios. Y como siempre respetaron a sus mayores, que también están siendo escuchados». Los jóvenes se reúnen periódicamente para intercambiar experiencias y hacer un curso de capacitación técnica y de liderazgo.

Milene participa en esas reuniones. Uno de los casos que la joven está debatiendo con sus colegas es el de landi, un árbol de pantano. La recolección de sus semillas se realiza siempre con agua hasta la rodilla. Pero en el último año, el área donde están los árboles no está más inundada. Como resultado, la semilla no germina, la calidad es baja y no da para comercializar. “En una de las reuniones, un joven indígena dijo: ‘la naturaleza se ha vuelto loca’. Y contó que varias de las señales que usaban para guiar sus acciones ya no valen de nada», dijo el estudiante, «que, antes, los indios observaban a las mariposas subir el río – cuando eso pasaba, era una señal de que iba a llover. Ahora, las mariposas suben y nada de lluvia».

Para ayudar a enfrentar estos desafíos, una de las iniciativas fue crear un calendario que marca los ciclos anuales del bosque, para monitorear cuando las especies germinan o dan frutos, y si la época es de lluvia o sequía. La idea es cruzar informaciones, analizar los cambios y adaptarse mejor al nuevo escenario.

REFORESTACIÓN E INGRESOS
Incluso con los retos del cambio climático, el proyecto sigue acumulando victorias. En 10 años de existencia, ya ha ayudado en la recuperación de más de 5000 hectáreas de áreas degradadas en la región de la Cuenca del Río Xingu y Araguaia y en otras regiones del Cerrado y la Amazonía. También se han utilizado 175 toneladas de semillas nativas recogidas, beneficiando a 450 recolectores, generando un ingreso de 2,5 millones de reales (739.000 dólares aproximadamente) para las comunidades. En total, hay 13 núcleos de recolectores de semillas en 16 municipios en las cuencas Xingu y Araguaia, abarcando 15 asentamientos rurales, una reserva extractivista y 17 aldeas de siete pueblos que viven en las tierras indígenas.

El impacto de Rede de Sementes fue ampliado en septiembre del año pasado, promocionado en Rock in Rio a través de su proyecto socioambiental, Amazonia Live. Fue recaudado fondos para plantar 1 millón de árboles en zonas deforestadas de la selva, especialmente en las cabeceras del río Xingu, con semillas vendidas por el proyecto.

MIlene, que ve la degradación de los bosques, tiene la esperanza de que los pedidos de semillas se multipliquen. Al final, una década después del comienzo de la campaña, la deforestación en la cuenca del río Xingu continúa. La ISA estima que aproximadamente 200.000 hectáreas de bosques son degradadas o eliminadas en la región de las cabeceras.

Para la población local, recuperar el bosque es convertir a la tierra deteriorada por monocultivos y ganadería en buena para plantar de nuevo, recuperando las raíces y expandiendo los ingresos familiares. Para quien está lejos, proteger y restaurar el verde son pasos cruciales para revertir el calentamiento global. Estas estrategias no sólo reducen las emisiones de carbono, ya que entre el 10 y el 15% de las emisiones globales provienen de la deforestación junto con el uso de la tierra, así como protegen la biodiversidad y los ríos, disminuyen la erosión y expanden la polinización y el ecoturismo.

 

Este contenido es promovido en alianza con Instituto Socioambiental (ISA)Greenpeace.