¿Cómo lograr que funcione un programa de conservación ambiental, si las comunidades directamente afectadas no están involucradas en el proceso? Para la educadora ambiental Suzana Machado Padua, presidente del Instituto de Investigaciones Ecológicas (IPÊ, en sus siglas en portugués), sin la concientización y el apoyo de los habitantes de las regiones afectadas, es imposible conseguirlo. “Cuando implicamos a las comunidades rurales y empiezan a entender que, con la naturaleza, podemos mejorar nuestra salud, calidad de vida e, incluso, los beneficios financieros, la convivencia en armonía con el medio natural pasa a ser una alternativa sostenible para el desarrollo local. Esto hace a la gente cómplice de la conservación ambiental en lugar de contraria a ella”, afirma.

A partir de 1992, año de creación de IPE, Suzana desarrolló una estrategia múltiple. Empezó un proyecto piloto en Pontal do Paranpanema (São Paulo), llamado Tití León Negro, y un programa de investigación con el fin de evaluar dicho proyecto, pero también otros esfuerzos de movilización de educación ambiental dirigidos a la comunidad. Actualmente, más de 80 profesionales trabajan en más de 30 proyectos cada año, en lugares como Pontal do Paranapanema y Nazaré Paulista (sede de la organización), Baixo Rio Negro (Amazonas), Pantanal y Cerrado (Mato Grosso do Sul).

Para mantener las iniciativas de IPE y reforzar la credibilidad del Instituto en la captación de fondos en Brasil y en el exterior, Suzana apostó por la aproximación a organizaciones extranjeras con misiones parecidas, y al sector empresarial. La asociación con Havaianas es uno de los casos de éxito. Desde 2004, las “Havaianas IPE” tienen diseños que retratan la flora y la fauna de los bosques brasileños. Comercializadas en cerca de 100 países, contribuyen a la conservación de la biodiversidad de Brasil, con una transferencia del 7% de las ventas al Instituto.

La marca del enfoque de Suzana es el papel central que los líderes comunitarios tienen en la identificación de problemas y necesidades, y en la identificación de soluciones efectivas, contando siempre con la colaboración de toda la comunidad.

“No tendré éxito imponiendo mis ideas, sino escuchando, respetando y construyendo en conjunto, para así poder transformar la realidad. Cuando las personas se sienten incluidas, aumenta la posibilidad de que entiendan todo su potencial transformador. Es un proceso de ‘empoderamiento’ que conduce a cambios reales y más duraderos que si trabajamos solos. Además, hay más posibilidades de continuidad, puesto que lo que se lleva cabo no depende de un líder – todos se vuelven líderes en sus propios ámbitos de actuación, o en los que decidieron actuar”, destaca.

La foto muestra a una mujer de pelo castaño, a la altura de los hombros, gorra, gafas y camiseta blanca, señalando un árbol en un sendero, al lado de un riachuelo, seguida por algunas personas que miran hacia donde ella señala.

Sendero interpretativo en la naturaleza, cerca de la sede de IPÊ, en Nazaré Paulista, con personal del Instituto (Cláudio Rossi/Difusión)

Para alcanzar sus objetivos, Suzana promueve foros participativos con representantes de diferentes sectores sociales, llamados Eco-Negociaciones, que solo tienen lugar una vez que IPE es aceptado como parte de la comunidad. Durante las eco-negociaciones, se ponen en común estudios científicos con un lenguaje accesible para todos, para así equilibrar el conocimiento que se tiene sobre la región. Después, se identifica lo que las personas consideran problemas, potenciales o riquezas, sueños u objetivos a alcanzar, alianzas que hay que establecer, para poder concretar los proyectos trazados.

La siguiente etapa consiste en definir plazos para la realización de cada idea propuesta y formas de supervisar las etapas que hay que seguir. “Todo ello es independiente de las autoridades, puesto que las autoridades son las propias personas allí presentes”, dice Suzana. Destaca que políticos como alcaldes o concejales están invitados, pero como participantes iguales a todos los demás. “Sus votos, a la hora de enumerar las prioridades, tienen el mismo peso que el de un miembro de un asentamiento de la reforma agraria, por ejemplo. Todo el proceso muestra claramente la fuerza individual, el respeto a la diversidad y la magia de trabajar en pro del colectivo.”

Uno de los componentes clave en la estrategia de Suzana es un programa de investigación sistemática que da seguimiento a todas las etapas y aspectos del desarrollo de los proyectos y analiza otras iniciativas brasileñas con objetivos similares. El instituto también elaboró un programa educativo para profesionales de los ámbitos social y ambiental, y ofrece cursos de corta duración, máster y MBA, diseñados para divulgar la sostenibilidad entre el sector empresarial. Tal vez sea el único caso en Brasil de una ong que obtiene acreditación del Ministerio de Educación para impartir cursos de posgraduación. El curso de Educación para la Preservación y Sostenibilidad de IPE ha sido recientemente valorado con un 4 (de un máximo de 5), lo que permitirá que pueda optar a impartir también doctorado en un futuro cercano.

El trabajo de Suzana goza de reconocimiento mundial y ha ganado diversos premios. En 2017 ha recibido tres: el premio Benchmarking Personas; Visionaris – Premio UBS al Emprendedor Social; y el Wildlife Conservation Award, del Parque Zoológico y Jardín Botánico de Cincinnati.

“Salvar la biodiversidad brasileña puede parecer una meta demasiado grande, así como difundir la idea de que la naturaleza es un bien que hay que asegurar para siempre. En los lugares en los que trabajamos notamos cambios significativos, muchas veces con iniciativas independientes de nuestra interferencia directa, pero como fruto de la influencia de acciones que llevamos a cabo, charlas o cursos que damos, o un conjunto de acciones en los que estamos implicados. Lo mismo sucede cuando vemos a antiguos alumnos de nuestra escuela, ESCAS, desarrollando programas que benefician a la gente y a la naturaleza. Estas son conquistas que van más allá de nosotros – y es entonces cuando nos da la sensación de que todo vale la pena.”

Suzana Machado Padua es emprendedora social Ashoka. Ashoka es una organización global presente en 84 países que lidera un movimiento en el cual todos pueden ser agentes de transformación social positiva.