David Katz es el fundador y director general de Plastic Bank (Banco del Plástico), una empresa que pretende acabar con la contaminación por plásticos convirtiendo los residuos en moneda. En los lugares donde hay tiendas oficiales, las personas que recogen residuos pueden entregar sus plásticos y recibir a cambio dinero o crédito en una cuenta en internet, que después pueden usar para comprar cualquier cosa, desde seguros hasta teléfonos, pasando por combustible para cocinar y fogones. Hablamos con David Katz sobre por qué convertir el plástico en algo valioso puede evitar que acabe en el mar y al mismo tiempo reducir la pobreza

ONU MEDIO AMBIENTE (ONU) – Hay muchas empresas y organizaciones que combaten la contaminación y la pobreza, ¿cuál es el diferencial de Plastic Bank?
DAVID KATZ (DK) – Se estima que hay alrededor de 150 millones de toneladas de plástico en los océanos, un camión de basura lleno vertiendo plásticos al mar por minuto. No hay una solución única para ello, y creo que es importante transmitir que se necesita a un ejército de personas para resolver esta cuestión. Lo que nos hace únicos es que reconocemos el valor que tienen los 8,3 billones de kilos de plástico ya producidos, la mayoría de los cuales son residuos. Es difícil de calcular, pero con mucho menos de 500.000 millones sería posible paliar todas las formas de pobreza en el mundo. Y si tomamos estos 8,3 billones de kilos de plástico, a aproximadamente 50 céntimos el kilo, generamos una oportunidad de mercado de 4 billones de dólares en el mundo.

Una señora de piel negra, con el pelo oscuro recogido, viste pantalón jean azul oscuro, camiseta gris claro y chaleco naranja fluorescente, con aberturas en los laterales, y lleva gafas de montura gris y lentes rectangulares. Está de frente hacia el lado derecho de la foto, y sujeta una pequeña botella de plástico con la mano derecha, en dirección a una bolsa de plástico amarillo estampada, que sujeta con la mano izquierda. Delante de la señora hay un enorme montón de botellas de plástico vacías. Al fondo el cielo azul, soleado.

(Difusión/The Plastic Bank)

ONU – ¿Cómo se le da valor al residuo plástico?
DK – Le damos valor al plástico convirtiéndolo en dinero. En nuestros centros de recolección se acepta como moneda de cambio para bienes y servicios, y lo vendemos como materia prima para procesos de fabricación, cerrando así el ciclo de la economía circular. Me gusta contar la parábola de los acres de diamantes. Si tú caminas sobre diamantes, pero no hay ningún banco, ninguna tienda, no hay nada que puedas hacer con ellos, se quedan en la tierra como meras piedras. Nosotros le damos un valor al plástico, y al aceptarlo como dinero lo “sacamos de la tierra”. Una vez que lo hacemos deja de ser basura. Es dinero. Y nadie tira dinero al suelo.

ONU – ¿Por qué funciona este modelo?
DK – Nuestro modelo funciona porque no somos diferentes de la industria de reciclaje tradicional. De hecho, queremos ser la mayor empresa de reciclaje. Lo que nos hace únicos es que reciclamos para las masas, eliminando a los intermediarios y garantizando que la gente pobre gane más. Además, cuando el plástico es algo valioso y se recoge, es más fácil reciclarlo, porque no acumula suciedad y se degrada como normalmente lo haría si se quedara en fosas o si llegara al mar y volviera después a la costa.

Hay demanda para nuestro producto porque tenemos nuestra propia categoría, Social Plastic (Plástico Social), que certifica que ha sido aportado por o generado directamente en Plastic Bank. Nos hemos asociado con varias empresas: Marks & Spencer, Henkel, Shell. A nuestros clientes les anima, sobre todo, saber que no es simplemente material reciclado. Es un material que tiene un valor que se transmite a través de vidas.

Además, somos un negocio con fines de lucro. Estamos centrados en la rentabilidad y en suministrar nuestro producto con el menor coste posible, punto. Las organizaciones sin fines de lucro gastan el dinero lo más lentamente posible. Los proyectos lucrativos multiplican la misma cantidad de dinero lo más rápido posible. Se ha demostrado que los proyectos con fines de lucro tienen una mayor posibilidad de generar impacto. Tanto positivo como negativo, por cierto. Pero cuando se usa para el bien, no tiene límites.

Una niña de piel negra camina en dirección a la foto sujetando un cubo, con la mano derecha, apoyado en su cabeza. Lleva chancletas de goma negras, una bermuda ajustada con estampado parecido al de una cebra y camiseta marrón estampada. El cubo que lleva es blanco y tiene una tapa azul claro. Al fondo, en el lateral izquierdo de la foto, una mujer entrega un cubo similar a otra. En el extremo derecho de la foto, de espaldas a la cámara, dos mujeres manipulan objetos, agachadas. Todas tienen la piel negra y el pelo oscuro. Detrás de estas mujeres hay un contenedor verde trébol, con una pequeña ventana a través de la cual aparecen, más al fondo, dos hombres de piel negra, de espaldas. En la parte superior del contenedor hay paneles blancos con palabras, los colores de los paneles varían entre el negro, el azul y el verde.

(Difusión/The Plastic Bank)

ONU – ¿Dónde están ubicados y cuáles son sus planes de expansión?
DK – Trabajamos de manera satisfactoria en Haití desde 2015, y tenemos incluso puntos de colecta en las escuelas, de manera que la gente puede pagar su matrícula directamente. Nos expandimos a Filipinas en 2016, y uno de nuestros socios globales, Shell Energy, tiene centenares de tiendas en estaciones de servicio en el país que ahora también funcionan como puntos de colecta de Plastic Bank. Hemos contratado a personal para expandirnos a Brasil y un filántropo está patrocinando nuestra entrada en Indonesia. Tenemos planes también en Etiopía y el cuerno de África, así como en India. Estamos creciendo de manera exponencial.

Recibimos de diez a veinte solicitudes al día de gente de todo el mundo, pidiéndonos que vayamos a su comunidad. Es una demanda elevada porque somos un instrumento de cambio. Hemos creado una aplicación para que cualquier persona en el mundo pueda crear su propia infraestructura de reciclaje esté donde esté. Simplemente necesita un recolector de basura, un punto de canje, un punto de colecta, un reciclador y un servicio de mensajería. Cinco componentes sencillos de crear. Solo hay que supervisar algunas cosas y tener a alguien en el país que certifique la naturaleza social del negocio, garantizando que no hay niños trabajando ni cosas así. Pero ofrecemos una manera sencilla de crear un ecosistema plástico social en cualquier parte del mundo.

ONU – ¿Cuál es su objetivo final?
DK – Nuestro objetivo es monetizar los residuos. Crear una moneda de cambio globalmente aceptada. Tenemos que eliminar la palabra basura, recolectores de basura, estas cosas. Estamos creando un ecosistema que va a generar una revolución plástica social, que une y convoca a la humanidad para acciones locales con impacto global.

 

#SinContaminación por plásticos es el tema de 2018 del Día Mundial del Medio Ambiente.