Dejar el coche cargando en el enchufe del garaje será una práctica cada vez más común en algunos países europeos. A partir de 2040, todos los vehículos producidos en el Reino Unido serán eléctricos y ningún modelo a gasolina o diesel podría ser vendido. El plan está alineado con el de Francia, que pretende librarse de los vehículos quemadores de combustibles fósiles en el mismo plazo. Noruega y Holanda quieren prohibir los motores a combustión hasta 2025. Alemania hasta 2030.

En la actualidad, existen 90.000 vehículos eléctricos en circulación en el Reino Unido. Sigue siendo un pequeño porcentaje, el 0,2% de la flota total. Pero ese número está aumentando rápidamente: solamente en 2016, más de 40.000 coches nuevos en este segmento se han registrado en el país, un 40% más que en el año anterior. National Grid, la empresa que gestiona la red eléctrica y de gas en la región, calcula que el número de modelos eléctricos en circulación puede ser de 1 millón en el 2020 y 9 millones en 2030. Cada nueva unidad en las calles significa 4,7 toneladas de dióxido de carbono menos por año en la atmósfera, cantidad emitida por un vehículo de paseo movido a gasolina.

COSTOS Y BENEFICIOS
El Gobierno británico ofrece incentivos para tener un eléctrico en el garaje, como una ayuda de hasta 4.500 libras (alrededor de 6000 dólares) para la compra del coche y la exención de peajes para aquellos que conducen en el área central de Londres.

Uno de los modelos más económicos en Inglaterra es el Renault Zoe, que se vende por 14.000 libras (18.600 dólares) con el descuento público – mismo precio de un vehículo con motor a gasolina  – más el alquiler de la batería, que cuesta entre 49 y 100 libras (65 a 133 dólares) por mes. Según el fabricante, el Zoe es capaz de andar 400 km por cada carga completa. El modelo 3, el más accesible de Tesla, parte de 35.000 dólares en los Estados Unidos, sin incluir incentivos y promete una autonomía de 350 a 500 kilómetros. «Gastaba 16 centavos de libra [21 centavos de dólar] en diesel por cada 1,6 kilómetros», dice Bill Bailey, profesor retirado que tiene un eléctrico. «Ahora, son 2 centavos de libra [2,6 centavos de dólar]».

Un estacionamiento de supermercado vacío, con varios lugares libres en el que están dibujados en el piso, las imágenes de coches con cable, terminando en enchufe. Frente a algunos de los lugares hay pequeños postes, con leds azules. Los postes son los cargadores donde los coches pueden ser enchufados para recargar la batería.

Área de carga de autos eléctricos en el estacionamiento de un supermercado en Inverness, Escocia (Glen Wallace/Wikimedia Commons)

Los coches se pueden cargar en un tomacorriente de 220 voltios, que es estándar en el Reino Unido y llegan a consumir menos de 50 centavos de libra (0,65 dólares) cada 8 horas, lo suficiente como para completar la carga. Con un kit doméstico de 500 libras (665 dólares), hasta alcanzar el 100% de la batería, este tiempo se reduce a 3 horas.

Según Zap-Map, un portal que agrega todos los puntos de recarga de autos eléctricos del Reino Unido, existen 14.000 enchufes de uso público en la región ubicados en estacionamientos de supermercados, centros comerciales y de ocio. Una quinta parte de estos dispositivos es de tipo rápido, capaz de completar una batería en media hora. «El gobierno británico ha anunciado que invertirá 400 millones de libras (433 millones dólares) para ampliar esta infraestructura de carga», afirma Ben Lane, director de Zap-Map.

En 2040, si todos los cargadores son rápidos, serán necesários entre 2000 y 3000 puntos de recarga con 10 o 15 estaciones en cada uno, dice el ejecutivo. “Teniendo en cuenta que el 80% de las cargas se hacen en casa o en el lugar de tra bajo, esta estructura satisfacería la demanda», afirma. «Para darte una idea, en el momento necesitamos de 7 mil a 8 mil estaciones de gasolina en el Reino Unido».

DESAFÍOS EN EL CAMINO
La cuestión es que más vehículos conectados al tomacorriente significa un mayor consumo de electricidad. «La transición podría conducir a un aumento del 20% en la demanda, con un crecimiento aún mayor en las horas pico», dice Dénes Csala, profesor de dinámica de sistemas de almacenamiento de energía de la Universidad de Lancaster, Inglaterra. «Si la expansión de la generación a partir de fuentes renovables fuera insuficiente, la necesidad se suministrará con combustibles fósiles». De acuerdo con Dénes, un auto eléctrico con energía generada por carbón o gas puede producir más emisiones de carbono que uno movido a gasolina.

En el Reino Unido, los consumidores pueden elegir el proveedor de electricidad y evitar así que los modelos ecológicos se muestren más contaminantes que los abastecidos con diesel y gasolina. «En mi casa, el proveedor es una empresa que utiliza fuentes renovables, por lo que sé que mi coche se mueve con energía limpia», afirma el Profesor Neil Daves, que usa un miniauto eléctrico para ir a trabajar y hacer viajes cortos y calcula que ahorrará 2.200 libras (2.900 dólares) por año en gasolina.

Un hombre delgado, con barba, cabello largo hasta los hombros, lacio y negro, usando camiseta negra y pantalones jeans, está al lado de un coche negro, muy pequeño. Está en un jardín con algunos árboles en el fondo. Todo está cubierto de nieve. El coche está salpicado de nieve, y se pueden ver algunos copos cayendo.

El profesor Neil Daves y su auto eléctrico enfrente a la casa donde vive, en South Bucks, Inglaterra (Reproducción/Archivo Personal)

Otra cuestión es que los coches eléctricos, como ordenadores portátiles y teléfonos celulares, usan baterías de iones de litio, que tienen cobalto en su composición. Más de la mitad de las reservas mundiales de este metal está en la República Democrática del Congo, en África Central, donde el elemento es extraído en condiciones irregulares e inhumanas, a menudo con el uso de trabajo infantil, segundo un informe de Amnistía Internacional (AI). A pesar de los alertas lanzados por AI, muchas empresas afirman no saber las condiciones de trabajo en la cadena de suministro, con la justificación de que compran el cobalto directamente de las empresas mineras.

La oferta de empleo en la industria automotriz, que sólo en el Reino Unido emplea a 160.000 personas, puede sufrir el impacto. Un informe encargado por los fabricantes de coches en Alemania indica que la transición a modelos eléctricos pone en riesgo 600.000 vacantes directas e indirectas hasta 2030 en el país, lo que representa 10% de la mano de obra de la industria.

Pero no son nuevos los arreglos en el sector. Mientras que funciones desaparecen, otras surgen- y el mercado se renueva. En 2011, el 36% de las piezas utilizadas en los vehículos ensambladas en el Reino Unido se produjeron a nivel nacional, según el estudio de Estrategia Industrial: construyendo un Reino Unido listo para el futuro. Ese número subió a 44% en 2016 y el plan del gobierno es llegar a 2022 con 50%.

Para Oliver Schmidt, un investigador del centro de políticas ambientales de Imperial College, en Londres, el impacto socioambiental de la producción de componentes de automoción disminuirá. «En cinco o diez años, las baterías tendrán mucha más eficiencia y será posible reducir el uso de cobalto o reemplazarlo con otro material», cree. «Hace veinte años, producir un panel solar causaba un daño ambiental mayor que el que podría compensarse con la generación de energía solar. Actualmente, esta situación ha cambiado completamente- y lo mismo sucederá con los vehículos eléctricos».

En noviembre, Tesla anunció el lanzamiento de un camión con autonomía para rodar 800 km sin necesidad de recargar. Aunque se prevé que esté en las carreteras en 2019, el vehículo ya da muestras de que el futuro sostenible no está tan lejos.

PARA SABER MÁS

  • Más información sobre la estrategia del gobierno británico para un crecimiento sostenible puede consultarse aquí (en inglés).
  • Mira aquí la investigación Future Energy Scenarios, llevada a cabo por National Grid (en inglés).
  • Conoce más sobre la extracción de cobalto en el Congo en este informe (en inglés) de The Washington Post.
  • Conoce más sobre las baterías de litio en este artículo (en inglés).