Conocer los orígenes de la población negra, entender su influencia, identificarse con su ancestralidad, tener una referencia. Era lo que los alumnos que participaron en el “Ciclo de Estudios sobre Historia y Cultura Afrobrasileña”, en Santa María, en el sur de Brasil, perseguían con el proyecto, que se realiza todos los años por parte de los estudiantes del tercer curso de secundaria del Colegio Técnico Industrial de Santa María (CTISM).

Todo empezó cuando una alumna cuestionó en clase por qué los monumentos de Santa María ensalzaban siempre la figura del hombre blanco. A partir de esa pregunta, otros alumnos se dieron cuenta de que, de hecho, incluso los nombres de calles homenajeaban a hombres blancos aristócratas. El proyecto nació en 2010 y, cada año, los estudiantes hacen nuevos hallazgos y fortalecen su cultura.

“La profesora lo propuso y nosotros abrazamos la idea de investigar nuestras raíces y mostrar que tenemos un lugar, que tenemos una historia, que podemos ir tras ella e identificarnos con ella”, cuenta Ana Flávia de Oliveira Dutra de Souza, de 17 años, que formó parte del grupo que llevó adelante el proyecto en 2017.

“Este año nuestra investigación fue sobre 15 reinos africanos. Descubrimos su importancia para Brasil, cómo vinieron a Santa María, qué trajeron de su cultura y cómo está presente en la ciudad hasta hoy”, revela la estudiante Gabrielle Sanger de Oliveira da Conceição, de 18.

En sus estudios, el grupo también descubrió que había muchas sociedades negras en Santa María. “Cuando llegué a casa le hablé a mi padre sobre las sociedades negras y me contó que él formaba parte de una de ellas. ¡Fue una sorpresa!”, dice animada Ana Flávia.

CAMBIANDO EL RUMBO DE LA HISTORIA
A través de estudios, de visitas a monumentos históricos y calles de la ciudad, además de conversaciones con los vecinos negros de Santa María, los alumnos comparten lo aprendido en charlas en la escuela, en eventos abiertos a la comunidad. “Al principio presentamos a personas negras de la ciudad que hablan sobre sus experiencias, que luchan por la causa. Después empieza la charla, con nuestro estudio”, cuenta el alumno Jackson Marino da Silva Moraes, de 19 años.

Entre los personajes negros descubiertos por los estudiantes se encuentra el activista Nei D’Ogum, fallecido en agosto de 2017, en Santa María. Residente en la periferia, el activista luchó por los derechos de las personas negras y de la comunidad LGBT, de la que formaba parte, y fue una figura destacada para el grupo. Para rendirle homenaje tras su muerte, los alumnos pidieron a la dirección de la escuela que pusiera su nombre al espacio de convivencia del centro. “Los directores no lo permitieron. La justificación fue que ningún lugar de la universidad o de la escuela recibía el nombre de personas. Pero investigamos y vimos que todos los lugares tenían nombre de personas, solo que blancas. Y cuestionamos por qué Nei no podía ser homenajeado. ¿Porque era pobre? ¿Porque era negro?”, recuerda Gabrielle.

A pesar de la respuesta negativa de la dirección de la escuela, su movilización no se detuvo. “El día del ciclo, proyectamos un documental sobre Nei y la profesora llevó a cabo una votación para saber la opinión de los alumnos. Y la mayoría votó a favor de que el espacio de convivencia llevara su nombre”, dice Ana Flávia. “Es otra forma de resistencia: los alumnos luchan por esta causa y nos parece un retroceso que el director no nos haya dejado hacer ese homenaje”, opina Gabrielle.

La autoestima y la seguridad mostradas por los adolescentes son solo algunos de los grandes logros del proyecto, que va más allá. “Destaca el valor del estudio en grupo como método de construcción y de resignificación del conocimiento, y también en estrategias de socialización de dicho estudio con presentaciones y publicaciones de trabajos. Aparte, claro, de la percepción sobre la importancia de nuestro protagonismo para la solución de los problemas que vive nuestra comunidad”, afirma Roselene Moreira Gomes Pommer, la profesora que orientó a los estudiantes.

En su opinión, uno de los aspectos más relevantes y que los alumnos han destacado es la valoración de las diferencias socioculturales entre los individuos. “En un país colonizado como Brasil, el color de piel, la vestimenta, los accesorios, las opciones religiosas y las condiciones económicas, entre otros, han sido – y lo son aún – factores de segregación, pero han pasado a ser vistos por los estudiantes como elementos importantes y de unidad. Esto los lleva a concebir el mundo de forma autónoma, rompiendo con actitudes preconcebidas del pasado, afectando, incluso, a sus relaciones familiares y con el mundo del trabajo. Esto representa el nivel de protagonismo y autodeterminación que podrán demostrar frente a situaciones que vivirán fuera de la escuela”, sostiene.

 

El proyecto Ciclo de Estudos sobre História e Culturas Afro-Brasileiras ha sido premiado en el Desafío Creativos de la Escuela 2017. Criativos da Escola, un programa de Alana, anima a niños y jóvenes a que transformen sus realidades, siendo protagonistas de sus propias historias de cambio. La iniciativa forma parte de Design for Change, un movimiento global que surgió en la India y está presente en 65 países, inspirando a más de 2.200 millones de niños y jóvenes en todo el mundo.