En enero de este año el Reino Unido presentó un plan para reducir el uso de plástico. La meta es prohibir completamente el uso innecesario de este material en los próximos 25 años. Según la primera ministra británica, Theresa May, el objetivo es convertir al Reino Unido en uno de los líderes mundiales en la lucha contra el plástico.

“En un futuro creo que la gente se sorprenderá al ver cómo permitimos que se produjera tanto plástico”, afirmó. “Tenemos que reducir la demanda de plástico, su volumen de circulación, y mejorar las tasas de reciclaje.”

Entre las medidas divulgadas por Theresa May se encuentra la creación de pasillos “libres de plástico” en los supermercados, es decir, con alimentos comercializados sin envases plásticos. Además, el nuevo plan incluye el cobro de los envases en los repartos de comida a domicilio y una nueva tasa sobre las bolsas de plástico.

En Inglaterra, la ley que determinó el cobro de las bolsas entró en vigor en octubre de 2015, pero solo en establecimientos comerciales con más de 250 empleados. En estos locales, los consumidores que desean una bolsa de plástico pagan 5 centavos de libra por ella, aproximadamente 7 centavos de dólar. Con el nuevo plan cualquier tienda, independientemente del número de empleados, tendrá que cobrar las bolsas.

Para hacernos una idea del impacto de la medida de 2015, en tan solo seis meses tras su entrada en vigor, el comercio inglés registró una reducción del 80% en el uso de las bolsas de plástico. Un estudio realizado en los principales supermercados de Inglaterra reveló que dejaron de usarse 6.000 millones de bolsas en este periodo.

¡Pero es poco todavía! Y por eso el gobierno de Theresa May ha decidido crear una estrategia más sólida y a largo plazo para hacer frente al impacto del plástico en el medio ambiente.

Sin embargo, organizaciones ambientales como Greenpeace han criticado el plan, afirmando que sigue siendo insuficiente, no habiendo incluido, por ejemplo, un sistema de descarte obligatorio de botellas de plástico en los supermercados, algo que se había discutido recientemente en el país.

Las medidas anunciadas llegan en un momento en el que el Reino Unido tiene una presión mayor para actuar con firmeza. A principios de diciembre, China, el mayor consumidor de residuos plásticos del mundo – 7,3 millones de toneladas al año –, prohibió la importación de desechos plásticos de otros países. Británicos, estadounidenses y japoneses, los mayores clientes de los chinos, van a tener que encontrar otra solución para su propia basura.

En el Reino Unido las organizaciones ambientales dieron la voz de alarma: 2/3 de los residuos reciclables generados simplemente “desaparecían” rumbo a China. Los especialistas señalan que hay una crisis en curso. El gobierno parece haberse relajado a la hora de anticiparse al problema, y los centros de reciclaje ingleses no tienen estructura para absorber toda la basura que se enviaba al otro lado del continente.

LA ERA DEL “PLASTICIDIO”
Un estudio publicado por la revista Science en 2015 reveló que cada año se vierten ocho millones de toneladas de residuos plásticos a los océanos. Científicos afirman que en el futuro nuestra época será conocida como la del “Plasticidio”.
Por ello, medidas como la adoptada recientemente por Chile, primer país de América Latina que prohíbe las bolsas de plástico, son tan bienvenidas.

En varios países de Europa la distribución de bolsas de plástico está prohibida hace años. Y en los casos en que no lo está, se cobra. Entre octubre de 2015 y abril de 2016 los siete mayores supermercados de Inglaterra registraron una caída del 85% en la entrega de bolsas, de 7.600 millones de unidades a 600 millones, después de que dejaran de ser entregadas de manera gratuita y se impusiera una tasa de 5 centavos de libra por cada una.

Irlanda, Escocia, Dinamarca, Alemania, Portugal y Hungría son lugares en los que, si quiere una bolsa de plástico, debe pagar por ella. Recientemente Kenia ha prohibido la producción, venta y uso de bolsas de plástico con pena de multa e incluso de prisión.